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viernes | 19 abril | 2024
Los premios del cine español de este año contaban con una amplia participación gallega, y la comunidad no se fue a casa con las manos vacías, aunque no consiguió todos los galardones a los que aspiraba. Galicia se alzó como triunfadora en la gala de los Goya celebrada el sábado por la noche, ya que un total de siete estatuillas fueron a parar a los protagonistas del mundo cinematográfico vinculados a tierras gallegas.
Estas estuvieron presentes en la mente de Javier Gutiérrez cuando salió a recoger el Goya al mejor actor protagonista por su intrigante inspector de “La isla mínima”. El intérprete dio las gracias a “todos los que han apostado” por él, desde que salió “con 18 añitos de Ferrol”, dispuesto a “comerse el mundo” y a convertirse en cómico y actor.
También se acordó de Galicia la compostelana Nerea Barros, quien obtuvo el Goya a la mejor actriz revelación –por la misma película–, y quien le dedicó el premio a cada uno de sus compañeros, a sus padres, a todas las mujeres que son madres y a Galicia – “a miña terra”–.
Y aunque “La isla mínima” fue la gran triunfadora de la noche con 10 galardones, el filme “El Niño”, producido por la coruñesa Vaca Films, logró cuatro estatuillas: dirección de producción, sonido, efectos especiales y canción, para India Martínez.
“Paco de Lucía: la búsqueda” se llevó el Goya al mejor documental. La película es obra del hijo del fallecido guitarrista Curro Sánchez y está producida por el vigués Anxo Rodríguez.
Sin embargo, algunos representantes de Galicia no se llevaron el galardón. Es el caso del coruñés Alberto Vázquez, cuyo corto de animación “Sangre de unicornio” se quedó sin el Goya en favor de “Juan y la nube”, pese a que hace tres años sí se alzó con la estatuilla con “Birdboy”.
Mientras, “Mortadelo y Filemón” le arrebató el premio a la mejor película de animación a “La tropa de trapo en la selva del arco iris”, de la ferrolana Abano Produccións, y el de mejor guión adaptado a “A esmorga”.
El talante festivo y las ganas de celebrar estaban más presentes que nunca en estos Goya, tras un año en el que el cine español logró una taquilla de 130 millones y una cuota de pantalla del 25%, tal y como recordó Dani Rovira en su monólogo inicial.
No faltaron las críticas al Gobierno, como en el caso del propio Rovira, que le pidió al ministro de Cultura, José Ignacio Wert, que pusiera “buena cara”. Más combativo fue Pedro Almodóvar, al excluir a Wert del club de “amigos” del cine y la cultura.
