El papa lamentó ayer el desempleo juvenil, que tildó de “verdadera plaga social”, y defendió que “el mundo laboral debería estar esperando a los jóvenes”, que en estos años han sentido que no son necesarios.
“(El desempleo juvenil) es una verdadera plaga social, debido a que priva a los jóvenes de un elemento esencial para su realización y al mundo económico de la aportación de sus fuerzas más frescas”, dijo durante una audiencia con los miembros de la Federación Nacional de los Caballeros del Trabajo de Italia.
Y añadió: “El mundo laboral debería estar esperando a jóvenes preparados y deseosos de esforzarse y emerger. Al contrario, el mensaje que en estos años han recibido a menudo es que no se les necesita”.
Francisco subrayó que “esto es síntoma de una disfunción grave, que no se puede atribuir únicamente a causas del ámbito global o internacional”.
Defendió que el bien común, “fin último de la vida en convivencia, no puede ser alcanzado a través de un mero incremento de las ganancias o de la producción, sino que se debe implicar activamente a todos los sujetos que componen el cuerpo social”.
En este sentido refirió que la doctrina social de la Iglesia dice continuamente “que el ser humano es el centro del desarrollo y que, mientras hombres y mujeres permanezcan pasivos o al margen, el bien común no podrá ser considerado plenamente alcanzado”.
“Vosotros habéis destacado porque habéis osado y os habéis arriesgado, habéis invertido ideas, energías y capitales haciéndoles fructificar, delegando tareas, pidiendo resultados y contribuyendo a hacer de los otros más emprendedores y colaboradores”, dijo el pontífice.
De ahí parte, a juicio de Bergoglio, “la envergadura social del trabajo”, de la capacidad de “implicar a las personas y encargarles responsabilidades, de tal modo que se estimule su capacidad de emprender, su creatividad y su compromiso”. n