Cordeiro vive una multitudinaria Procesión dos Lacóns con ocho ofrendas

La parroquia de Cordeiro se vistió ayer de fiesta para celebrar el Día de la Candelaria con la tradicional Procesión dos Lacóns, una de la más multitudinarias que se recuerda y en la que procesionaron un total de ocho, portados por mujeres en su cabeza, ofreciendo la singular imagen de esta celebración en honor a los santos Antonio, Roque y Paio. La comitiva tuvo como punto de partida la capilla de Vilar en la que el sacerdote Manuel López Castro realizó la bendición de las candelas y ofició la misa antes de dar salida a la peregrinación por las siete aldeas. De allí partieron un total de cinco patas de cerdo ofrecidas y en la primera parada, en Vilarello, se sumaron tres más. Una larga salva de bombas anunciaba la llegada de la procesión en cada aldea y, como es costumbre, en algunas, los vecinos engalanaron los altares con flores y cruceiros hechos con naranjas en los que reposaron las tallas de los santos mientras el paso descansaba. En Ferreirós hasta les recibieron con una merienda de gallegas y magdalenas y vino dulce y anís, pero fue solo un aperitivo del convite que minutos después se ofreció en la rectoral con tortillas, bocadillos y otras elaboraciones.

A la llegada a la iglesia de Santa Comba, la procesión rodeó el templo antes de acceder al interior donde el párroco Arturo Lores ofició la misa solemne previa a la subasta de las ofrendas, que se vendieron por 50, 77, 56, dos por 65, 70, 60 euros y el más codiciado, por 125 euros. En total, se recaudaron 568 euros para la parroquia. Desde el Concello de Valga recordaron que esta es una de las “tradicións relixiosas máis senlleiras de cantas se celebran en Valga” y que su origen se remonta al siglo XIX, “cando unha epidemia de peste afectou ao gando e provocou que os veciños comezasen a facer estas ofrendas aos santos”. Así, cada 25 de enero los trasladan hasta Vilar donde permanecen una semana y regresan en procesión por el Día de la Candelaria.