“Cuando abrí la puerta estaba sonando el teléfono, cogí y me enteré de que habíamos dado un Quinto”

“Cuando abrí la puerta estaba sonando el teléfono, cogí y me enteré de que habíamos dado un Quinto”
Manolo Vázquez muestra el fajo de diez décimos deshechos en la lavadora | B. Y. P.

Carmen Domínguez se enteró por los medios que estaban llamando al teléfono de su bar -el Baltar, en Caldas- que en la pequeña oficina de loterías que tiene en el interior había repartido un Quinto premio. “Cuando abrí la puerta por la mañana estaba sonando el teléfono, cogí y fue cuando me dijeron que habíamos dado un Quinto”, explica con satisfacción. Y es que el 86986 le ha dado una gran alegría a Carmen Domínguez por ser el primer gran premio de la Lotería Nacional que reparte. “Con los nervios ni pregunté cuanto habíamos repartido. Fue de máquina”, explica. Señala que llevan con la oficina de la administración desde que “existe la Quiniela del fútbol” y que la Lotería se sumó a lo que ofrecían hace unos seis años. Ayer advertía que ninguno de los premiados se había acercado al bar aunque tampoco estaba segura si el premio fue a parar a alguien del pueblo o a gente de fuera. “En el verano vienen turistas, o sea que no lo sé. Pudo ser para cualquiera”, explicaba. El Quinto deja 6.000 euros al décimo. Otro de esta categoría, el 43831, se repartió en el Bar Xolda, en Moraña. Un enclave que en los últimos años se ha convertido en dador de suerte en este sorteo extraordinario. El Quinto tampoco quiso pasar de largo este año en esta localidad. 

“Cuando abrí la puerta estaba sonando el teléfono, cogí y me enteré de que habíamos dado un Quinto”

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