El Cultura Quente vuelve a afinar sus guitarras

El Cultura Quente vuelve a afinar sus guitarras
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Por si no éramos conscientes del comienzo del verano, este fin de semana llegó el Festival Cultura Quente para recordárnoslo, dando el pistoletazo de salida al primero de los siete festivales Rías Baixas. El de Caldas de Reis nunca ha defraudado desde que comenzó en el pasado siglo y, a pesar del parón, tras volver el año pasado mantiene una línea rockera sustentada por carteles sólidos, muy sólidos. La maravillosa Caballeira se engalanó para deleite de todos los que nos acercamos para disfrutar de un homenaje al rock y el tiempo también quiso participar de las dos noches.

Comenzaba el viernes con una serie de grupos gallegos, demostrando que en esta tierra no sólo amamos la música, si no que también sabemos hacerla. Tractor Troy, Agoraphobia y Furious Monkey House tienen un buen presente y a buen seguro que también gozarán de un buen futuro, cada uno en su propuesta pero todos con el denominador común de que disfrutan lo que hacen. Le siguieron los madrileños Havalina, que ya pueden presumir de una carrera sólida de más de diez años y ocho discos a sus espaldas. Con el turno de Marky Ramone bien entrada la noche llegamos por fin al primer momento álgido del festival. Aunque menos asistentes que el sábado, los presentes cantaban y tarareban las grandes canciones del mítico grupo con pasión, convertidas ya en himnos de varias generaciones, correspondiéndole la banda con total entrega (esputos del cantante al público incluidos).

Una vez sustituido el "otra, otra", solicitando más canciones, por un "hey, ho, let's go", los de Marky volvieron al escenario y se despidieron con más temazos y dejaron las pulsaciones bien altas. Una pena que 091, aunque sin nada que reprocharles en cuanto a sonido y puesta en escena, no siguiesen con esa línea ascendente. Quizás no fue la mejor idea ubicarlos entre una leyenda del punk-rock y Los Enemigos. Porque menudo concierto de Los Enemigos. No pudo haber mejor cierre de la primera jornada. Los de Josele abrieron con "Brindis", toda una declaración de intenciones de lo que iba a suceder esa noche, sin dejarse nada en el escenario, y mostrando una madurez en su sonido que demuestra que hay Enemigos para rato.

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Se notaba que disfrutaban con lo que hacían y eso se tradujo, en mi opinión, en unos de los mejores conciertos que les he visto, no sólo por el sonido de sus guitarras, si no también por la mítica voz de su cantante controlada y entonada como pocas veces se ha oído. 


Con el regusto de la noche anterior, el sábado abría con Habitación Vudú, The Soul Jacket y El Drogas. que les perece, no está nada mal ¿verdad? Pues le siguieron una de las grandes bandas nacionales de nuestro tiempo, Siniestro Total.

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Puede que a Julián Hernández le cueste llegar en las canciones pero sigue siendo único, con esas letras y esos "speach" entre canción y canción, pero como ellos mismos se definieron en Caldas, son sobre todo una banda de rock, y es ahí donde se hacen grandes, con toda su banda. Apenas hubo nadie que no cantase o tararease alguna de sus ya míticas canciones. Y para que no se enfriara la noche llegaron Ilegales. Increíble el estado de forma de esta banda ochentera. Con un sonido fino y preciso, aunque por supuesto potente, y con esa cierta clase que desprende Jorge Martínez. Además sus letras están más vivas que nunca. Un concierto impecable, y por lo oído en sus nuevos temas, a buen seguro habrá oportunidad para volver a verlos.

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Para rematar el festival llegaron Supersuckers. Los únicos de cartel que venían más allá de nuestras fronteras. Los de Arizona son una gran banda ante todo, pero para entonces la afluencia había bajado y el choque de estilos hacia que costase meterse en esta última puesta en escena. Con el paso a su versión más melódica con tintes country-rock y con los punteos de su increíble guitarrista, un auténtico virtuoso, poco a poco ibas metiéndote en el concierto pero para entonces ya era tarde. Tras unos fallidos intentos de la banda por buscar complicidad con el público, decidían poner fin de mala gana, sin bises. 

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Con todo ello se ha consumado ya un auténtico homenaje al rock, siempre vivo y nunca pasado de moda. Una delicia para amantes de la música. El Cultura Quente es diferente y necesario entre tanto festival Indie-Pop, además está bien organizado y posee un enclave único. Un auténtico lujo que quizás no ha sido del todo acompañado en cuanto a afluencia de público pero que sin duda merece reconocimiento. Esperamos ansiosos la próxima edición.

El Cultura Quente vuelve a afinar sus guitarras

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