Una horda vikinga tiñe de rojo las Torres de Oeste

Una horda vikinga tiñe de rojo las Torres de Oeste
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Ni ropa de estreno ni mucho menos de color blanco. Son dos imperativos que solo los inexpertos en una romería con 53 años de tradición no cumplieron. Y es que las orillas del río Ulla se tiñeron de rojo a causa de la llegada de las hordas vikingas a Catoira. El viento y el tiempo soleado jugaron a favor de una de las fiestas más bárbaras y facilitaron que tomaran tierra las tres embarcaciones vikingas. Armas, cuernos y, por supuesto, el vino tinto fueron elementos fundamentales de los que ayer disfrutaron miles de personas en una edición de las más multitudinarias que recuerda el alcalde del municipio, Alberto García.
El guión se siguió ayer sin incidencias, según destacaron encargados de velar por la seguridad en esta romería. Y es que primaba la diversión, como se demostró en las Torres de Oeste.
Rodeados de pequeñas embarcaciones llegaron a Catoira el galeón “Úrsula” del Ateneo Vikingo y los drakkar “Frederiksund” y “Torres de Oeste”. El primero de ellos llegó con alrededor de 80 guerreros y las otras dos naves portaban a 27 y 18 vikingos, respectivamente.
Avivados por el vino tinto del Ulla, elemento clave en este desembarco, tocaron tierra con ansias de arrasar todo el pueblo, pero una vez más los vecinos de Catoira les hicieron frente. Los cuernos y las armas se alzaron ante ellos, pero esto no fue impedimento para que el desembarco volviera a registrar un éxito absoluto debido especialmente a la implicación de todos los que participaron en esta recreación.
El realismo fue uno de los elementos destacados por las miles de personas que se dieron cita en Catoira. Grandes y jóvenes vivieron un día grande del municipio, que durante toda la jornada de ayer fue escenario de diversas actividades que completaron momentos que quedaron para el recuerdo.
Y es que el día comenzó con los pasacalles de los grupos folclóricos desde la Praza do Concello hasta el recinto de las Torres de Oeste. No hubo mejillonada, pero no faltó el vino tinto del Ulla y el mercado medieval en este entorno.
A mediodía, como anticipo del desembarco, actuó Troula Animación y EM Úrsula Teatro de Catoira. A la una de la tarde arrancó el momento álgido de la jornada, con la llegada de las hordas vikingas.
Después de la batalla y para recuperar las fuerzas empleadas hubo la comida campestre y por la tarde ya fue el momento destinado a los más pequeños.
A partir de las 18 horas y en la Alameda del Concello se puso en marcha una ludoteca para que pudieran participar familias completas. Dos horas después el entretenimiento pasó a cargo de la compañía “Seisdedos”, que ofreció un espectáculo de títeres bajo el título “Varietés”.
En definitiva, una romería vikinga que un año más, como resaltó el alcalde de Catoira, Alberto García, destacó por un “diluvio de gente y una alta participación”. Además, resaltó que la fiesta se desarrolló con total normalidad y sin que se registrara ningún incidente. Un motivo más para que miles de personas vuelvan a repetir la experiencia el próximo año.

Una horda vikinga tiñe de rojo las Torres de Oeste

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