Miles de personas veneran a la Virgen de los Milagros de Amil bajo un sol de justicia

Miles de personas no quisieron faltar ayer a la que es una de las romerías más importantes de la provincia de Pontevedra, la de los Milagros de Amil. El imponente templo esperaba a todos aquellos devotos que, bien a pie o en vehículo de motor, acuden cada año a prestar su devoción a la virgen. Los más madrugadores caminaron desde diferentes puntos de la provincia durante toda la noche para llegar a la primera misa de la jornada, la de las seis de la mañana. Las liturgias continuaron, como es habitual en esta celebración, de hora en hora hasta la gran misa solemne a la una de la tarde seguida de la consiguiente y numerosísima procesión. Todo, y dadas las elevadas temperaturas de toda la jornada, bajo un sol de justicia.

Los actos litúrgicos continuaron por la tarde ya en el altar del exterior del templo al que siguieron llegando romeros hasta la última misa, que se ofició a las ocho de la tarde.

La romería de los Milagros de Amil no solo tiene que ver con la liturgia, la religión y las ofrendas (numerosísimas teniendo en cuenta el manto poblado de la virgen), sino también con toda la actividad que se vive en torno al templo. Pulpo, rosquillas, churros y un sinfín de puestos en la Carballeira configuraron un evento que todavía tendrá continuidad la próxima semana con la celebración de la Virgen de la Guadalupe. El día grande fue ayer, pero ya durante toda la semana hubo actividad en Amil por la novena y por las diferentes misas.

Todo era frenético en esta parroquia morañesa durante la jornada y el templo no dejó de recibir peregrinos en ningún minuto del día.