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jueves | 25 abril | 2024
La sección segunda de la Audiencia Provincial de A Coruña acaba de dictar un auto que confirma la absolución de Álvaro Paz por los delitos de estafa y falsificación documental en la venta de la parcela de la antigua sede del Liceo.
El auto confirma la tesis del Juzgado de lo Penal, que señala que los cuatro acusados (Paz, un arquitecto y los representantes de la promotora que se hizo con los terrenos) no actuaron con dolo, sino creyendo que la parcela que reclaman los denunciantes era de su propiedad. El asunto, en todo caso, debe aclarar en un contencioso, pero no es ámbito de lo penal, según establece también en segunda instancia la Audiencia herculina.
Una vez finalizado el proceso, Paz Tarrío reclamará al Liceo Casino, en estos momentos en proceso concursal, que se haga cargo de los costes que le conllevó este procedimiento, ya que en los hechos denunciados actuó como presidente de la entidad que, sin embargo, no asumió en ningún momento su defensa.
Fue en enero de 2011 cuando realizó por primera vez esta petición, pero no obtuvo respuesta de la directiva entonces presidida por Alfonso Saavedra. También se encontró con el silencio cuando dos años después se procedió a su procesamiento. Entonces estaba de presidente Antonio Montenegro, que hoy también encabeza la gestora que tomó las riendas del Liceo en el verano pasado. A este último organismo se dirigió Paz Tarrío hace unos días, para reclamar que la asamblea de asocios se pronuncie sobre su petición de que asuman los gastos de procurador. EN este caso sí obtuvo respuesta, fue derivado a la administradora.
Paz Tarrío se personará como acreedor en el concurso en el que encuentra inmerso el Liceo. El expresidente y todavía socio recuerda que la entidad ni siquiera se personó en el juicio, pese a enfrentarse a una multa de más de 200.000 euros por responsabilidad subsidiaria, junto a Concello y los cuatro acusados.
El archivo del proceso evita este grave desembolso para el Liceo. La reclamación de minutas de Paz Tarrío superará los 12.000 euros (acorde con la elevada indemnización), a la espera de contabilizar la segunda instancia.
Un “alivio”
“Se acabó”. Esas fueron las palabras con las que su abogado le anunció el fin de un proceso de más de ocho años de duración. Álvaro Paz reconoce, con la voz entrecortada, sentir “alivio”. Y por primera vez habla abiertamente sobre cuestiones que se calló, dice, mientras no hubiera una absolución firme. Así, revela que Alfonso Saavedra aseguró durante el juicio que se presentó a la presidencia del Liceo “para defender los intereses urbanísticos de su familia”, propietaria de los terrenos en litigio.
Paz también dice ser testigo de una reunión los propietarios de dichos terrenos con el concejal del Urbanismo de entonces en la que pidieron un convenio para desarrollar la parcela con el doble de edificabilidad.
