Las cajas, los lazos y el misterio más mágico del año

No fallan nunca, pero eso no evita los nervios. Aparecieron a medida que caía la noche y tocaba irse para cama. La orden era ir a dormir temprano y dejar trabajar a los Reyes, pero las piernas más nerviosas se resistieron.

Hasta que por fin, ya con toda la logística preparada para Magos, pajes y camellos, llegó la hora del sueño. Momento que aprovecharon Melchor, Gaspar y Baltasar para hacer el impagable trabajo de recorrer las casas dejando ilusión.

En las comarcas arousanas, fueron decenas de miles de hogares los que recibieron la visita de los tres de Oriente, que horas antes se habían paseado por las calles en Cabalgata.

Ya por la mañana, hasta los más perezosos se pegaron el madrugón. La ilusión mueve montañas, o al menos niños. Era la hora de desvelar el misterio más mágico del año: Lo que escondían las cajas, lazos y papeles de regalo distribuidos estratégicamente por las estancias. Allí se encontraron con buena parte de los deseos que todavía siguen escribiéndose en carta, pese a los pronósticos cebolletas. Para Lucas, que aún no cumplió los dos años y está en el “nivel iniciación” del día de Reyes, hubo un libro de animalitos y hasta un cubo para descubrir planetas. Su prima Blanca tiene ya en su haber el regalo de los regalos: Un precioso cofre donde puede guardar tesoros. O lo que ella quiera. Melchor, Gaspar y Baltasar no se centraron solo en el “querer”. También hubo sitio para el “deber”. Zapatillas y pijamas se colaron de nuevo en la lista de regalos no buscados.

Un día más de juego
Al cuadrar en domingo el día de Reyes, los más pequeños contarán este año con un día más para disfrutar de los regalos que les trajeron Sus Majestades de Oriente. Y es que la vuelta a las aulas no será hasta mañana. Los mayores podrán aprovechar las rebajas para cambiar desatinos o para gastar, a su gusto, los socorridos tickets.