El dueño de una cadena pastelera irá a la cárcel por acosar a una exempleada

El dueño de una cadena pastelera irá a la cárcel por acosar a una exempleada
El condenado llegó a robar la matrícula del coche de la víctima para pasar por radares a gran velocidad | d. A.

El empresario vilagarciano Carlos García Muíños tendrá que ingresar en prisión al no prosperar los recursos presentados contra la sentencia del Juzgado de lo Penal que lo condenaba a cinco años y medio de prisión. La sección quinta de la Audiencia de Pontevedra, con sede en Vigo, confirma al completo este fallo con otro contra el que no cabe recurso alguno. Considera probado la sentencia que el empresario y un amigo, Antonio Rubianes, iniciaron una campaña de acoso continuado contra una exempleada de la pastelería para que retirara una denuncia por despido, que le valió una indemnización de 40.000 euros. Para ello, no dudaron en realizar llamadas y mensajes amenazantes contra la mujer, su pareja e incluso los padres de este. Las víctimas incluso tuvieron que mudarse de residencia.
García Muíños recurrió la sentencia al considerar que se había producido una vulneración del derecho a la presunción de inocencia. El empresario alega que la única prueba en su contra es que se reconoció su voz en una de las llamadas, sin embargo la sentencia considera que “la autoría de los hechos objeto de la acusación resulta de la sólida prueba de cargo (declaración del coacusado, testifical, documental y pericial) que lleva a considerar probado que el ahora recurrente, junto con el otro acusado, Antonio Rubianes, idearon un plan con la finalidad de influir en la actuación procesal” de la exempleada.
También rechaza la Audiencia el recurso del otro acusado, que pese en el juicio declaró que fue su amistad con el empresario lo que le llevó a cometer los hechos, que reconoció, en la apelación define como “desproporcionada” la indemnización de 8.000 euros, al señalar la menor importancia de su participación en los hechos con respecto al otro condenado.

Un calvario
Los denunciantes vivieron como un auténtico calvario el “plan de amenazas, acosos” que los denunciados iniciaron contra ellos en 2013 y se extendió hasta julio de 2014 de forma continuada, según considera probado la sentencia. La intención era convencer a la demandante que retirara una denuncia por el despido que sufrió tras ser acosada sexualmente por dos compañeros en la pastelería, hechos que también fueron condenados. La extorsión consistió primero en llamadas y mensajes amenazantes a la mujer y, sobre todo, a su pareja, al que incluso dos individuos con el rostro cubierto le propinaron una brutal paliza en la que incluso llegaron a utilizar una pistola eléctrica. Estos hechos llevaron a las víctimas a cambiar de lugar de residencia, que fijaron en la ciudad olívica, pero la extorsión continuó. Poco después de que una sentencia fallara a favor de la mujer sobre la improcedencia del despido, los dos acusados fueron vistos frente al domicilio de la pareja. La policía los identificó y en el maletero de su coche halló una barra de madera y otra de metal. Poco después aparecieron en el portal unas cuartillas con el lema “Pareja en apuros hace intercambios”, que llevaban la imagen de los denunciantes. Por estos hechos, García Muíños irá a la cárcel.

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