11º-26º
viernes | 19 abril | 2024
La empresa que se encarga de la gestión de la piscina municipal desde hace años, Serviocio, tendrá que abonar sobre 32.000 euros por las lesiones causadas a dos exempleados durante la fuga de cloro que se produjo por una avería en enero de 2007. Más de diez años después el caso sigue en los tribunales y contra la última sentencia cabe interponer recurso.
El fallo, del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, ratifica por completo una resolución anterior que establecía una indemnización de 16.640 euros para uno de los extrabajadores que demandaron a la empresa y .de 15.416 euros para la otra demandante.
Ambos recurrieron una sentencia anterior del Juzgado de Instrucción número 2 de Vilagarcía que establecía unas indemnizaciones mucho menores, de 6.852 y 1.045 euros respectivamente. Apelaron a la Audiencia Provincial, que dejó sin efecto el pronunciamiento relativo a las responsabilidades civiles..
Tras dos actos de conciliación a los que no se presentó la compañía con la que la empresa de la piscina mantiene los seguros, el tribunal provincial fijó la indemnización que ahora ratifica el TSXG, y contra la que presentaron recurso los demandantes, al considerar que no se tenían en cuenta todas sus pretensiones.
En cualquier caso, contra este último fallo todavía cabe interponer un recurso de casación.
Los hechos
La fuga de cloro por la que es condenada la empresa Serviocio se produjo entre el 17 y el 21 de enero de 2007, al averiarse el motor de impulsión de la climatizadora de la piscina, produciéndose una nube. Fue el jefe de mantenimiento el que se dio cuenta de los problemas a primera hora de la mañana, dando aviso a un responsable de la empresa, que comunicó a la plantilla los problemas y entregó un dossier informativo sobre los efectos del cloro. Ya durante esa misma jornada una de las empleadas tuvo que ser atendida de urgencia.
El día 18, según recoge una sentencia anterior, “la bruma que había en la piscina no dejaba ver el fondo de la misma”. Los empleados decidieron abrir las ventanas, pero solo funcionaban tres de las doce que hay en el complejo municipal de Fontecarmoa.
Como consecuencia de estos hechos, dos de los empleados desarrollaron una alergia que les impide volver a trabajar en lugares donde haya cloro. l
