García teme que los cambios en la Vikinga pongan en peligro el sello internacional

García teme que los cambios en la Vikinga pongan en peligro el sello internacional
Alberto García critica los cambios en la Romaría Vikinga | mónica ferreirós

El portavoz socialista de Catoira y exalcalde, Alberto García, considera “desfeitas” los cambios introducidos por el equipo de Xoán Castaño en la Romaría Vikinga. Recuerdan desde el PSOE que el sello internacional con el que cuenta la gran fiesta por excelencia del municipio “así como llo deron, tamén se lle pode quitar”.

Critica García que la cena vikinga pierda capacidad de convocatoria con el cambio de empresa. “Agora xa non caben 1.000 persoas”, lamenta el concejal de la oposición, que también advierte de una bajada de participación de barcos con respecto a otras ediciones.


Pero molesta especialmente al exregidor que el ejecutivo asegure que una de las novedades de la fiesta es la gratuidad de la Semana do Teatro. “As actividades teatrais sempre foron de balde para os veciños de Catoira”, apunta García, que reclama al ejecutivo que “deixen de inventar”.


Asimismo, desde el PSOE vikingo se reclama explicaciones al gobierno de Castaño sobre el nuevo cartel que ilustra la edición número 59. “Os carteis sempre os fixo a diseñadora gráfica que hai no Concello”, asegura García, que quiere saber “canto custou” el cambio de imagen de la Romaría y si del alabado cartel se encargó “a empresa dun amigo dalgun concelleiro do grupo de goberno”.

Embarcaciones particulares
Siendo alcalde, Alberto García inició en octubre de 2018 las gestiones con Capitanía Marítima para prohibir el paso de embarcaciones ajenas a la organización del Desembarco. Y es que en los últimos años se detecta la presencia de barcos de particulares, que entorpecen el funcionamiento de la gran cita y pueden llegar a ser un peligro. Por ello, y amparándose en la legislación vigente, García inició las gestiones con Capitanía Marítima, pero ahora teme que no se hayan continuado por parte del actual ejecutivo.

García teme que los cambios en la Vikinga pongan en peligro el sello internacional

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