La hostelería expresa su malestar por las restricciones con una cacerolada a Feijóo

La hostelería expresa su malestar por las restricciones con una cacerolada a Feijóo
Los hosteleros hicieron la espera a Feijó bajo la atenta mirada del cordón policial, pero finalmente no hubo encuentro con el presidente | josé luiz oubiña

Se hizo esperar. Alberto Núñez Feijóo tardó media hora sobre la previsión inicial en llegar a la sede de la Autoridad Portuaria, pero los hosteleros tuvieron paciencia. Armados con cacerolas hicieron la espera e incrementaron los golpes de latón cada vez que se acercaba un coche negro.

De hecho, fueron varias las autoridades que hicieron antes su entrada en la sede de Pasaxeiros, testigos del sonoro cabreo de los hosteleros. Un amplio dispositivo policial guardaba las puertas de la sede portuaria mientras, en la acera de enfrente, se afanaban en hacer sonar cazos, bandejas y tapas de cazuelas.

Ese fue el orden hasta que asomaron las ruedas del vehículo oficial del presidente de la Xunta de Galicia. Núñez Feijóo no salió del coche hasta estar ya en los jardines de la Autoridad Portuaria. Una vez allí, preguntó a una de las responsables de la rada quiénes eran los que protestaban.

Mientras tanto, la comitiva ya había cruzado la acera y se agolpaba sobre la valla del edificio, increpando al presidente de la Xunta, que no hizo ademán de hablar con el sector.

Al otro lado, tampoco esperaban el gesto. “Es un mago, tiene un gran gabinete de comunicación, pero a la hora de dar la cara no lo hace”, explica David Jiménez.

Después, y tras el acto oficial, el máximo mandatario gallego abandonó la sede portuaria por la parte de atrás, para atravesar los jardines del Centenario y regresar al coche.

El ruido de las cacerolas estuvo presente en todo momento. Los hosteleros escenificaron así su enfado con unas restricciones que no ven justas pero que, sobre todo, no entienden.

Coherencia fue la petición más escuchada. “Pedimos un criterio, que dejen de dar palos de ciego. No puede ser que con 82 nos cierren, con 82 nos digan que tenemos que abrir y ahora con 100 nos digan que podemos seguir igual”, asegura Jiménez, que incide en que el foco de los contagios no está ni en los bares ni en los restaurantes. “Las propias cifras del Sergas dicen que solo el dos por ciento provienen de la hostelería. Tendrán que demostrar lo contrario, sino que nos dejen trabajar en las mismas condiciones que los demás”, asegura Jiménez, que ve un “agravio comparativo” las restricciones horarias mientras la gente “circula libremente por grandes superficies o transporte público. Queremos criterio, no limosna”.

Ayer mismo los hosteleros iniciaron los contactos con los grupos políticos de la oposición para hacer ver su malestar. El primer encuentro fue con Podemos.

Vilanova pasa de fase

La primera localidad de la comarca que ve aliviadas las restricciones es Vilanova, que desde la medianoche de ayer ya puede abrir al cincuenta por ciento la hostelería en interiores y al 70 por ciento en terrazas, permitiendo los grupos de no convivientes hasta seis miembros. El alcalde, Gonzalo Durán, se mostró satisfecho con esta medida porque “supone un alivio” y espera que la situación se mantenga estable durante toda la Navidad. El municipio tiene doce casos, uno menos que en la jornada anterior.

Los que esperaban reducir sus restricciones son O Grove y Cambados. La capital albariña se mantiene en 35 casos, tras lograr prácticamente reducir a un tercio la cifra de positivos en solo unos días; mientras que la localidad meca tiene 41, uno menos que el día anterior. El alcalde, José Antonio Cacabelos, reconoció que la gente “está perdendo a paciencia” ya que el turismo es un “sector estratéxico”.

Por lo demás, Vilagarcia vuelve a subir ocho casos y se coloca en los 105, mientras Meaño sube uno y tiene 14 y Meis baja tres y suma diez en total. Aunque la situación más preocupante es la de Boiro, que con 193 casos tiene una de las incidencias acumuladas más altas de Galicia, superior al millar de positivos por cada cien mil habitantes.

Sin médico de cabecera

Mientras tanto, las críticas siguen en los centros de salud. El sindicato Prosagap denuncia que en el PAC de Caldas hubo un solo médico hasta las 20 horas durante la jornada del miércoles, mientras en el de Vilagarcía se quedaron ayer con un solo facultativo de urgencias durante toda la tarde. Precisamente en el centro de San Roque los usuarios se quejan de los problemas para conseguir una cita con el médico de cabecera. La situación de la Atención Primaria preocupa también al BNG, que ayer presentó en el Parlamento una moción para pedir la reactivación de los consultorios de Vilaxoán y Paradela y la reposición del servicio de Pediatría en Meis y Meaño.

La hostelería expresa su malestar por las restricciones con una cacerolada a Feijóo

Te puede interesar