Moñux a la Policía: “Me van a matar y cuando ocurra pensad en Pérez Lago”

Moñux a la Policía: “Me van a matar y cuando ocurra pensad en Pérez Lago”
Tania Varela tendrá que declarar en el juicio por el asesinato a tiros de su pareja, Alfonso Díaz Moñux, aunque probablemente lo haga por videoconferencia | d.a.

Dos meses antes de ser asesinado el abogado Alfonso Díaz Moñux dijo a la Policía que “algún día” le iban a matar y, sin querer hacerlo constar en su declaración, señaló que cuando esto ocurriera pensaran en “Pérez Lago”, hijastro del  cambadés Laureano Oubiña.
Así lo ha declarado un agente de la Policía Nacional como testigo durante el juicio con jurado que repite la Audiencia de Madrid de Miguel Ángel Durán. por su presunta participación en el asesinato del abogado Alfonso Díaz Moñux con dos disparos en su cabeza en diciembre de 2008, hechos por los que el fiscal pide 24 años de prisión.
Un inspector de la Sección de Secuestros y Extorsiones de la Policía Nacional ha manifestado que el 18 de septiembre de 2008, dos meses exactos antes del asesinato, Díaz Moñux acudió a ellos para denunciar las amenazas y después, sin hacerlo constar, les dijo lo siguiente: “Algún día me van a matar y cuando ocurra pensad en Pérez Lago”.

El abogado se refería a David Pérez Lago, hijastro del narcotraficante gallego Laureano Oubiña, que estaba cumpliendo condena por su relación con un alijo de hachís y se había convertido en su “principal enemigo” porque había tenido una relación sentimental con la pareja de Moñux, la también narcotraficante y abogada cambadesa Tania Varela.
Además, durante esa visita a la Policía, Moñux rechazó cualquier tipo de protección ofrecida por los agentes, mostrándose “resignado” y diciendo que, hiciera lo que hiciera, le iban a matar, por lo que no quería “vivir con miedo” e iba a hacer “vida normal” hasta que las amenazas se consumaran.
Desde septiembre hasta que se produjo finalmente el crimen, Moñux se volvió a comunicar “esporádicamente” con agentes de este grupo para informar de que las amenazas se intensificaban, llegando a sospechar en concreto de un hombre colombiano que llevaba una gorra blanca y vigilaba su lugar de trabajo.
Tal era la sospecha de Moñux sobre David Pérez Lago que, según informó a estos policías, había emprendido una serie de gestiones de manera unilateral que pasaban por investigar el entorno cercano al narco dentro de la cárcel para saber si efectivamente estaba detrás del plan que buscaba acabar con su vida.
Un día antes de ser asesinado, el abogado habló por última vez con la Policía y manifestó que finalmente cambiaría de domicilio como medida de seguridad y que, pese a haber rechazado la protección, se sentía “bastante seguro” porque su casa estaba entre dos embajadas custodiadas por agentes de seguridad.

También ha declarado el jefe de la Sección Secuestros y Extorsiones de la Policía Nacional que ha explicado que no ordenó un sistema de contravigilancia sobre Moñux a pesar de que existía un “riesgo real” porque el abogado mostraba “desconfianza”, no colaboraba con ellos y pasó de ser denunciante a “sospechoso”.
Sin embargo, este funcionario ha añadido que aunque Moñux había asumido “su destino” y no se puede proteger a “quien no quiere ser protegido”, siente “vergüenza” y lamenta no haber hecho todo lo que pudo para evitar el fatal desenlace.
El juicio continúa hoy con la declaración como testigos de más policías que intervinieron en la investigación. 

Uso del terminal
Miguel Ángel Durán, que niega los hechos, se sienta ahora en el banquillo de los acusados tras ser detenido en Brasil por orden de la Audiencia Provincial de Madrid. En la sesión de ayer poco se ha hablado de este acusado considerado uno de los supuestos ejecutores del crimen, saliendo más a relucir el nombre de Pérez Lago, hijastro de Oubiña. En su declaración, Durán manifestó el martes que no participó en los hechos, ya que no era “ni un matón ni un sicario”. Sin embargo, los posicionamientos telefónicos del que supuestamente era su teléfono le situaron en los lugares donde se realizaron las vigilancias y en las inmediaciones del mimo lugar de los disparos.
Ayer afirmó que ese teléfono era de un tal Johan, un vecino suyo de Galapagar que le proporciona marihuana para calmar los dolores que sufría a causa de las lesiones por sus combates de boxeo. Frente a ello, la Policía ha manifestado que se comprobó que el terminal del número investigado lo usaba el acusado, desmontando así su versión.

El día del crimen, Tania Varela se encontraba en el asiento del copiloto del coche que conducía la víctima. Según uno de los agentes, siempre manifestó que no vio nada porque justo en ese momento se agachó a coger unas llaves. Habló entonces de dos sicarios colombianos.
Según la Policia, la propia Varela habló de que detrás podría estar su expareja, pero fue una hipótesis policial que nunca lograron demostrar. Moñux no quiso la protección que le ofreció la Policía porque “asumía” que le iban a matar. Dos días después de que volviera a denunciar amenazas, fue tiroteado a las puertas de su garaje. La abogada cambadesa fue detenida hace unas semanas en Sitges, tras cinco años en busca y captura. Ahora testificará en el juicio.

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