“Esto me recuerda al puñetero 2006”

“Esto me recuerda al puñetero 2006”
El incendio de Saiar-Castroagudín se propagó rápidamente gonzalo salgado

“Esto me recuerda al puñetero 2006”. Esta era la frase más repetida ayer en Castroagudín y en el polígono de O Pousadoiro horas después de iniciarse el brutal incendio en Saiar. “Estabamos nos Duráns. Nós temos un terreno aquí en Castroagudín, donde tamén temos animales e tal. Pensabamos que o lume estaba na zona da igrexa de Cea, pero o fume é moi traicionero”, aseguraba ayer una vecina, Rosita. Ella apuntaba a que “a xente estaba nerviosa, quería botarse ao monte a axudar. Nós estamos preocupados polos animales, que están alí. Oito cans e 21 galiñas, por se lles puido afectar o fume”.
Humo, mucho humo, tan espeso que apenas podía verse a dos palmos de distancia. El ruido de los helicópteros y las sirenas de emergencias no pararon de sonar en toda la tarde. En Castroagudín estaban en vilo desde las cuatro de la tarde ante la proximidad de las llamas a las casas más próximas al monte. Los vecinos se agruparon en torno a la plaza principal, mientras los servicios de emergencias actuaban. “Non podemos facer nada porque igual entorpecemos”. A todos ellos les venían a la mente los incendios de 2006. “Estase a repetir a historia”.
En el polígono de O Pousadoiro la tensión empezó a ser palpable al filo de las siete de la tarde. Las alarmas de las empresas instaladas en este parque industrial empezaron a sonar y la Policía Nacional alertaba nave por nave de que estas debían ser desalojadas. Primero fue Fundivisa y luego xa siguió Accecom y también Lantero. Algunos de los trabajadores de las dos primeras sacaban la mercancía de las instalaciones ante el temor de que las llamas alcanzasen el parque industrial. En Accecom habilitaron dos mangueras para aliviar el fortísimo calor que acechaba la parte de atrás de la nave. La mayoría optó por quedarse en el aparcamiento del polígono en donde cientos de personas seguían el dispositivo de extinción. Al filo de las diez y media de la noche el fuego ya había saltado para el otro lado de la carretera. Apenas era posible mantenerse en el parque empresarial sin gafas o sin mascarilla y el sol nubló por completo una tarde que, a priori, debería ser diáfana. “Menuda noite nos espera”, señalaban en Castroagudín. Y es que el temor a que las llamas bajasen hacia las casas del núcleo era palpable.
“Sigue, sigue para diante. Parece imparable e con este vento é moi difícil de controlar”. Las ráfagas del viento del norte hacían muy difícil proceder con las tareas de extinción de incendio. La noche se aventuraba larga.

“Esto me recuerda al puñetero 2006”

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