Reportaje | Areoso revela un hito con una mandíbula humana de hace 2.400 años

Reportaje | Areoso revela un hito con una mandíbula humana de hace 2.400 años
Uno de los dos fragmentos extraídos del yacimiento | Tomos Conservación Restauración / guidoiro dixital

Son humanos. Los restos óseos encontrados en diciembre de 2016 en O Areoso corresponden a un niño o niña que vivió probablemente entre los siglos IV y III antes de Cristo, en una época en la que no había evidencias de ocupación humana en el islote.

Se trata de dos fragmentos que prácticamente configuran una mandíbula inferior entera, con presencia de dientes, bastante bien conservada. Esto es en sí mismo un hito, ya que debido a la acidez del suelo en Galicia son excepcionales y muy escasos los hallazgos de huesos humanos de la Edad del Hierro. Aún incluso los del periodo de romanización o posterior son raros. Así que la confirmación supuso toda una grata sorpresa para los investigadores, que así lo plasmaron en una nueva entrada del blog Guidoiro Dixital, proyecto en el que divulgan sus estudios.

Rompecabezas
Areoso ya había revelado más huesos, pero todos de animales como vacas, ovejas, cerdos e incluso ciervos, además de un innumerable número de piezas de cerámica y otros objetos de interés. La presencia de las mámoas o dólmenes retrotrae la presencia humana a la época megalítica y las cistas estudiadas permiten asegurar la huella humana en la Edad del Bronce, entre 4.500 y 3.000 años atrás. No obstante, una vez abandonado el asentamiento correspondiente a estas tumbas funerarias, los arqueólogos carecían de evidencias de una ocupación humana hacia el 400 antes de Cristo. Hasta la datación de esa mandíbula.

El cómo ha llegado hasta nosotros es por ahora un misterio. Según indican los investigadores, se sabe poco de los ritos funerarios entonces en estas latitudes, con varias teorías: Desde el abandono de los cuerpos de guerreros para ser devorados por las bestias, como en la Celtiberia, a ritos funerarios en aguas interiores.
Lo cierto es que la mandíbula apareció a finales de 2016 en el llamado paleosuelo, una zona de depósito de tierra negra al oeste del istmo, a unos cien metros de la Mámoa 4.

En busca del ADN
Los esfuerzos ahora podrían pasar por intentar extraer ADN de estos huesos. De haberse conservado, permitiría trazar su línea genética y procedencia geográfica, desconocida y por ahora sujeta a varias hipótesis.
Incluso, como se hizo en los Alpes con los restos de la conocida momia Ötzi, se podría intentar comparar su genética con la población isleña, por ver si alguna familia guarda relación de parentesco aún hoy.

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