San Roquiño convierte en escenario principal el barrio que dio origen a las fiestas

La tradicional romería de San Roquiño “O Pequeno” convirtió al barrio que da nombre a las fiestas patronales en escenario principal de la jornada. Lo hizo 24 horas de que la multitud abarrote la misma zona en un ambiente muy diferente.
Y es que ayer fue el momento de disfrutar en familia y en amigos de un momento de diversión más tranquila y en el que también hubo tiempo para la devoción.
La misa al aire libre, desde la entrada a la capilla, precedió a una procesión que estuvo amenizada por la Banda de Música y por Os Terribles de Arousa. La comitiva recorrió las calles del barrio, bordeando la Praza da Independencia, para acabar en el mismo lugar de partida, delante del templo en el que se guarda a la imagen de San Roquiño y que, este año, estrenó un altar rehabilitado y pintado.
Otro estreno muy esperado que ayer disfrutaron todos los que asistieron a la romería de San Roquiño fue el de los nuevos cabezudos, diseñados por Platis e inspirados en Manolo de Trabanca y Carlos Rey. Este último desfiló junto a su réplica durante los pasacalles, ya que forma parte del emblemático grupo Os Terribles de Arousa, imprescindibles de las fiestas y también de “O Pequeno”.
Al término de la procesión llegó otro de los momentos esperados de la jornada, el reparto de la empanada y el vino, que da el toque de romería a las fiestas patronales de San Roque. Y ya por la noche, “Los tres Latinos” y el dúo “La Ola” amenizaron la verbena.
Además de San Roquiño, el programa de fiestas estuvo ayer marcado por la despedida del Festiclown, que se marcó un nuevo éxito en su tercera edición. La última jornada incluyó una visita al club de los Superroquiños, por la mañana, un Concerto Singular con la compañía Píscores y el broche de oro a cargo de los belgas Okidok, ya por la noche.