“Só pedimos que se cumpra coa sentenza do xulgado. Se foramos nós, xa teriamos consecuencias”

La plantilla de Cuca se reincorporará el próximo 1 de agosto al trabajo después de quince días de vacaciones. Lo harán en O Grove pese a que existe desde el mes de mayo una sentencia del Juzgado de lo Social que les da la razón y que obliga a Garavilla a retomar la actividad en Vilaxoán porque no existen razones para este traslado más allá que las económicas. “Nós só pedimos que se cumpra coa sentenza. Se foramos nós xa teriamos consecuencias”, apunta Mariño. “Parece como se a xuíza soubera toda a verdade, coma se traballara con nós en Cuca. Non nolo podiamos crer”, añade Navazas.
La celebración del juicio a mediados del mes de abril abrió una profunda brecha entre la plantilla y los encargados de la fábrica vilaxoanesa. “Pensan que van a estar toa a vida na fábrica e mentiron, mentiron descaradamente para facerlle a pelota á empresa”, asegura Rey.
Lo que no ha logrado el conflicto ha sido la división de su plantilla. “Nunca pensei que nos iamos a manter tan unidas. Sorprendeume a verdade”, dice Santaya y añade Rey, “sabiamos tras reunirnos cos sindicatos que a estratexia da empresa ía a ser a de dividirnos e xa estabamos preparadas”.
Su unión fue, sin duda, una de las claves de su éxito y también de su resistencia y lo que posibilitó que se mantuviesen guardias nocturnas en el exterior durante varios meses. “Foi moi duro, pasamos moito frío...”, dice Rey. “O peor foi cando viñeron os antidisturbios e nos meteron dentro da caseta, sen deixarnos saír. Cada vez que o penso.... Qué impotencia!”, recuerda Josefa Santaya.
Durante el transcurso de la conversación con las trabajadoras de Cuca un rumor corre como la pólvora y llega por hilo telefónico a dos mimebros del comité de empresa. “Dime unha compañeira que se o xoves comenzamos en Vilaxoán que escoitou que estamos a negociar coa empresa”, dice Navazas. “Máis quixeramos nós, pero dille que non. Que a nós non nos chamou ninguén para falar”, dice Mariño. “Somos as malas non nos recoñecen como representantes das traballadoras”, apunta Rey.
El rumor retrae la conversación a los momento de la negociación del conflicto. “A empresa ninguneounos. Nunca quixo chegar a un acordo”, dice Navazas. De hecho, apunta Mariño que “nós estabamos dispostas a sentarnos a falar despois da sentenza e darlle un prazo de tempo para o traslado”.
Más dura se muestra María José Rey: “Ninguén lle mandou sacar as máquinas e continuar despois aínda do fallo levando para O Grove o mobiliario”.
Las trabajadoras apuntan que estos quince días de vacaciones y de cierre de la empresa podría ser un buen momento para ejecutar la sentencia. “Tiveron tempo de sobra, pero non hai vontade”, advierte Navazas.
Hasta el momento, el Grupo Garavilla no ha movido ficha. Su respuesta a la sentencia se ha limitado a un comunicado de prensa en el que asegura que el cumplimiento inmediato de la sentencia podría provocar el fin de la marca Cuca ya que llevaría al traste la campaña de mejillón. “Nunca fixeron máis o ridículo que cando dixeron que non se ía a poder facer a campaña de mexillón de inverno”, bromea María José Rey.
El jueves comenzarán a trabajar en O Grove, pero se mantienen atentas a los movimientos que se puedan producir en los juzgados en los que hasta ahora han tenido buenos resultados.  Tanto la sentencia como el recurso que interpuso Garavilla han resultado favorables para las tarbajadoras.
Los abogados de los sindicatos ya han solicitado al Ministerio Fiscal que tome cartas en el asunto. “Xa non vivimos as vacacións deste verán porque estamos a pensar en volver a O Grove”, dice Navazas.

“Só pedimos que se cumpra coa sentenza do xulgado. Se foramos nós, xa teriamos consecuencias”

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