Vanessa Angustia | “En el Lifeline iban personas que consiguieron huir de la esclavitud en Libia. Hay que ayudarles”

Vanessa Angustia | “En el Lifeline iban personas que consiguieron huir de la esclavitud en Libia. Hay que ayudarles”
Vanessa Angustia con uno de los menores que iba en el Lifeline | cedida

Vanessa Angustia (Vilagarcía, 1980) emprendió el domingo rumbo hacia la solidaridad. Formó parte de la tripulación del Lifeline y puso empeño en hacer visible la situación de los que huyen para sobrevivir.

Parece que, dentro de lo que cabe, hubo buenos resultados...
Fue la mejor opción de las posibles. Conseguimos desembarcar a todos en buenas condiciones de salud, excepto algunas personas que siguen ingresadas aunque nada de gravedad seria. Parece que algunos de ellos consiguieron asilo, por lo que es el mejor resultado esperable mientras las políticas no cambien.

¿Cómo fueron estos días pasados?
Fue un rescate difícil. Sobre el barco había tres grupos de personas diferentes, dos rescates del propio Lifeline frente a las costas de Libia y treinta personas que el carguero Alexander Maersk no podía asumir y se le autorizó el desembarco el martes en Sicilia. Estaba sobrepasada cinco veces la capacidad del barco. Desde el domingo se sabía que había riesgo de fuertes vientos y tormentas que finalmente vivimos y provocó que la situación física fuese peor. Había 234 personas a bordo más 19 tripulantes. De esos, 77 eran menores, 14 mujeres y 3 niños muy pequeños: Un bebé de 14 meses, una bebé de un año y otro de poquito más de dos años, según calcularon los médicos.

Entiendo que ese era el menor que viajaba solo. Es una situación un poco difícil de comprender vista desde lejos...
No es difícil de entender si se conoce la situación en la que viajan. Está claro que si intentan hacer esa travesía es que la situación en la que viven es muchísimo peor. Se naufraga. Había personas en el barco que habían perdido gente en el mar, gente que lo intentó hasta cuatro veces y ha visto morir a otra gente en el mar. Los padres de este niño pueden haber muerto, pueden haber sido extorsionados por las mafias y finalmente solo poder pagar un pasaje y decidir salvarlo a él, pueden estar separados en otro sitio y ahora haberse encontrado... Pueden pasar miles de cosas, porque la situación es larga, es muy dura y nadie se preocupa en realidad por sus vidas hasta el momento en el que son rescatados.

Desde el punto de vista personal, ¿se quedó impresionada cuando se encontró con la situación del Lifeline?
Claro, es duro. Pero precisamente por eso nos parecía importante ir y por eso desde el momento en el que Lifeline y Seawatch nod lanzaron la llamada de emergencia para ir y denunciar, aceptamos. Además funcionó, el debate en los medios y el espacio público se incrementó desde que llegamos, el domingo. Era imprescindible denunciar y pelear por esas 234 vidas y, sobre todo, abrir el debate sobre qué tipo de políticas migratorias se realizan desde la Unión Europea, para evitar que esto pueda volver a pasar. Conseguimos que se resolviese la emergencia desembarcando en puerto seguro, pero miles de personas siguen intentando cruzar el Mediterráneo y la solución no pasa por cerrar fronteras, no pasa por ingresarles en centros de internamiento. En el Lifeline había esclavos que consiguieron huir de la esclavitud en Libia. No es la solución devolverles allí. Cuando los gobiernos en vez de apostar por políticas de defensa de los derechos humanos apuestan por políticas económicas ocurren estas cosas. Italia no quiere salvar personas, pero sin embargo ha prestado doce barcos a la Marina Libia para poner otro muro en el Mediterráneo. Y si tienen que morir en el mar, Europa prefiere que mueran en el mar. Eso es lo que hay que cambiar.

¿Y qué hay que hacer, cambiar, a partir de ahora?
En primer lugar, desde el punto de vista de la emergencia, si no se piensa cubrir con servicios estatales, si no se piensa desde las autoridades salvar la vida de las personas que intentan buscar un futuro, hay que dejar de prohibirlo y criminalizar a las personas que, desde el rescate civil, están haciéndolo. En segundo lugar, se trata de cambiar la política global. Participamos en sus guerras, por lo que no garantizar la vida en sus lugares de origen sigue siendo nuestra responsabilidad. Seguimos viendo África como un lugar en el que podemos expoliar recursos. Hay que dejar que se desarrollen por sí mismos, que sus recursos sean suyos. Además, no se puede comercializar con las políticas de fronteras. No puede ser que estemos pagando a Turquía para que tenga las fronteras cerradas. Las personas tienen que estar primero. Somos responsables también de los conflictos que viven sus países. Las políticas de derechos humanos deben ser las que primen. Entendemos que eso es muy difícil porque el orden que se ha escogido para el mundo es otro, y son los derechos del norte desarrollado y rico los que priman. Ahora mismo mis derechos son privilegios, porque según el lado del mundo en el que nazcas no tienes los mismos.

¿Cuál es la situación actual?
Desembarcamos sin ningún problema toda la tripulación, menos el capitán que sí está imputado. El coordinador de equipo y yo fuimos interrogados, pero no hubo detención. La buena noticia es que parece que tanto la tripulación como el barco podrían recibir pronto autorización para salir, lo que es urgentísimo, porque ahora mismo no hay ni un solo barco de rescate en el Mediterráneo. Es imprescindible ayudar a las miles de personas que salen. No se puede poner muros. Son personas que tenían carreras, trabajos, vidas que se han visto rotas. Libia era un país con las mismas garantías de democracia que Europa y ahora hay personas en situación de esclavitud.

Vanessa Angustia | “En el Lifeline iban personas que consiguieron huir de la esclavitud en Libia. Hay que ayudarles”

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