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sábado | 20 abril | 2024
Los vecinos de Vista Alegre están en pie de guerra. Si estos días manifestaban públicamente su rechazo a abonar la tasa por la expedición de la tarjeta de residente, ahora han iniciado una campaña de buzoneo llamando a la insumisión a todas las comunidades de vecinos del entorno. Su malestar está claro. Recuerdan que “desde hace años hay en esta calle una señal que prohíbe expresamente la entrada de vehículos que no sean residentes”. Sin embargo, la norma no se cumplió durante todo este tiempo. A simple vista podía comprobarse que, sobre todo en los horarios de entrada y salida al colegio de Las Filipenses, son muchos los coches que se saltan la norma vigente.
Los vecinos lamentan que “haya sido la propia administración quien posibilitó esta cuestión, facilitando la circulación de automóviles que se acercaban al colegio con el fin de dejar y recoger a los alumnos”.
Conscientes de que a partir del 1 de mayo Ravella obliga a usar una tarjeta de residente, los vecinos entienden esta medida como una prohibición expresa de aparcar en la citada calle.
A los afectados nos les sirve el argumento del gobierno municipal que advierte de que esta calle es peatonal. “¿Peatonal? ¿Donde están los árboles, los bancos, las farolas y sobre todo el firme del suelo, destrozado desde hace años?”, matizan. Además son conscientes de que “de todos es sabido que no hay dinero ni lo habrá en mucho tiempo para ejecutar las obras de la verdadera peatonalización”.
llamamiento al "no"
En la octavilla repartida en los buzones de las casas del entorno se insta a los afectados a no retira la tarjeta de residencia obligatoria. “¿Para qué la queremos? ¿Van a poner un agente las 24 horas del día vigilando y comprobando si los coches que bajen por la calle son efectivamente residentes? No tiene sentido”, indican.
Los vecinos de Vista Alegre lamentan que por una decisión que no se tomó en su día con respecto al colegio de Las Filipenses ahora se tengan que enfrentar a lo que ellos consideran “multas injustas”.
Al igual que otros ciudadanos y comerciantes que tienen sus negocios en calles peatonales del centro urbano o de localidades como Carril y Vilaxoán, los de Vista Alegre se sienten discriminados con respecto a otros vilagarcianos. Y es que aparte de los impuestos de vado y de circulación tendrán que asumir a mayores el coste de la tarjeta de residente: 10 euros por expedirla y 5 por renovación cada dos años.
“Nosotros a esto le llamamos robo, porque encima de burros, apaleados. Hemos visto alguna citación para retirar las tarjetas del ayuntamiento y en las mismas no dice nada de este coste. ¿Por qué lo ocultan?. Cuando los propietarios de vehículos abonan el impuesto de circulación a nosotros nos quieren cobrar dos o tres veces por tener un coche”, manifiestan indignados.
Este malestar es palpable en la calle, dado que los vecinos llevan días quejándose por una medida a la que el propio concejal de Seguridad Ciudadana quita importancia alegando que es “una tasa más” y que el precio no es significativo. Sin embargo no son unos argumentos compartidos por los principales afectados que ven incrementados sus impuestos en plena crisis.
