Vilagarcía se comporta en una fiesta sin Auga en la que imperó el ingenio

Vilagarcía se comporta en una fiesta sin Auga en la que imperó el ingenio
Los vilagarcianos se comportaron tanto en la noche previa como en la jornada propia de San Roque, el último fin de semana con el ocio nocturno abierto | gonzalo salgado

Hacía años -probablemente décadas- que Vilagarcía no vivía un 16 de agosto tan tranquilo y silencioso como el de este 2020. La Festa da Auga es una de las citas ineludibles en el calendario festivo de Galicia -e incluso de España- y uno de los tantos eventos truncados por la crisis sanitaria del coronavirus. Sin embargo el descontrol y los desmanes detectados en los últimos fines de semana en el ocio nocturno y puntos calientes de la movida hacían temer que la noche del 15 y la mañana del 16 hubiese algún tipo de incidente e incumplimientos de las medidas exigidas en la era Covid. No fue así. El temor a que se materializasen quedadas que se habían detectado a través de las redes sociales llevó al Concello a blindarse. Fuerzas de seguridad de los diferentes cuerpos patrullaron durante toda la noche por la capital arousana para disuadir a aquellos que puidesen tener la tentación de hacer botellón en la playa de A Concha-Compostela o lanzarse agua desde la nostalgia en plena calle. 

Lo cierto es que Vilagarcía se acostó tranquila -con pequeñas quejas por el ruido en establecimientos de ocio nocturno que no fueron a más- y se levantó como si fuese un domingo cualquiera: con familias paseando, niños jugando y gente en las terrazas en zonas que en la antigua normalidad estarían mangueras, camiones de bomberos y agua a raudales. El Concello había anunciado sanciones de hasta 1.500 euros para los que se atreviesen a lanzar agua desde los balcones. No faltó el ingenio, en la Praza de Ravella optaron por las pompas de jabón y por emular un San Roque con “Pasodoble Triunfo” y todo cada uno desde sus casas. 

La última noche de “movida”
Lo que está claro es que, con la entrada en vigor hoy mismo de las nuevas normas para evitar que sigan creciendo los contagios por Covid-19 se cercena por completo la movida. El DOG da cuenta de la prohibición expresa de apertura para discotecas o salas de conciertos y limita el horario de cierre de bares y restaurantes, que como muy tarde deberán cerrar sus puertas a la una de la madrugada, y no aceptar clientela desde las doce. Unas medidas drásticas para un sector que vive fundamentalmente del turismo en el mes de agosto y en una semana festiva que culmina el sábado con el espectáculo pirotécnico aéreo que sustituye esta vez al Combate Naval. 

     En todo caso el programa festivo aporta actividades de día y en la tarde-noche como herramienta para reactivar un poco la hostelería y el comercio locales. Si ayer era Kiko Veneno el que lograba entregar todas las invitaciones disponibles -alrededor de 500- y convencer a sus seguidores en el Auditorio Municipal hoy le toca el turno a A Banda da Loba. Este quinteto artístico pondrá voz, música y talento a la noche del lunes en el concierto de la jornada a partir de las once de la noche. En todo caso, y siendo como es hoy festivo en la localidad, habrá opciones diurnas como tres sesiones del Festaclown -con los siempre aplaudidos Píscore y con Simone Romanó- y con pasacasalles tanto de mañana como de tarde a cargo de diferentes grupos tradicionales. El objetivo es que, aunque siendo un año atípico en las fiestas patronales, los vilagarcianos sientan que están en las fechas más festivas de todo el año para ellos. Cabe recordar que todas las actividades se desarrollan teniendo en cuenta las medidas de seguridad dictadas por la era Covid como son el control de aforo, el distanciamiento social y el uso obligatorio de mascarilla, de ahí que acudir a estas propuestas sea totalmente seguro y libre de todo riesgo.

Vilagarcía se comporta en una fiesta sin Auga en la que imperó el ingenio

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