Vilagarcía recibió a 2014 con las doce uvas de la suerte en la Praza de Ravella

Vilagarcía recibió a 2014 con las doce uvas de la suerte en la Praza de Ravella
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Vilagarcía se levantó en la mañana del día 31 mirando al cielo y a los inmensos nubarrones que, desde primera hora, dejaron fuertes lluvias en la capital arousana. Y es que los vilagarcianos no querían recibir al nuevo año empapados de agua, sino únicamente de champán. Fue Óscar Rey el que, a final de la década de los 90, propició la toma de las doce uvas de la suerte al mediodía y, ahora, este es un evento marcado en rotulador rojo en la agenda de los vecinos de Vilagarcía y del resto de las localidades salinienses.
La Praza de Ravella empezó a llenarse al filo de las once y media, aunque la música “vintage” de La Duendeneta ya había empezado a sonar desde las once para crear el ambiente perfecto para la celebración. Y es que para muchos, nada mejor que Rafaella Carrá o la Paloma San Basilio de los 80 para sumergirse en el ambiente más discotequero.
En los márgenes del jardín de Ravella y de la plaza del Concello los voluntarios repartían con ahínco las bolsas con las doce uvas de la suerte para los mayores, con su consiguiente vaso de cava, y de gominolas para los más pequeños de la casa.
Los cuartos sonaron con un pelín de retraso, pero llegaron a tiempo para que todos y cada uno de los presentes en Ravella tuvieran lista su ración de uvas. El tiempo aguantó y, durante las campanadas (algo rápidas para los menos expertos) no cayó ni una sola gota de agua de un cielo totalmente encapotado. Justo a las doce del mediodía este se llenó de tiras de confetti multicolor y de un espectáculo pirotécnico que ya se ha convertido en un habitual año tras año. En el balcón del ayuntamiento, un guiño al Centenario de la fusión de Vilagarcía, Carril y Vilaxoán con el lema de “Por cen anos máis na mesma liña” coronando todo el espectáculo.
Al finalizar las campanadas la música volvió a sonar y el “Love is in the air” de La Duendeneta hizo bailar a todo el equipo de gobierno, con el alcalde a la cabeza, a los vecinos e incluso a aquellos que pasaban por allí desafiando la lluvia y las bajas temperaturas.
Las uvas no fueron más que el aperitivo de todo lo que estaba por llegar. Y es que Vilagarcía, como cada rincón de España, también desafió al mal tiempo a la noche para celebrar la llegada del año nuevo con música y chocolate con churros hasta el amanecer. Los tacones y las lentejuelas salieron a la calle junto a los trajes y las pajaritas más llamativas que se convirtieron en las reinas de la noche.
Durante las primeras horas de la mañana de ayer, pese a la tromba de agua que cayó sobre la localidad arousana, algunos todavía volvían a sus casas. Ayer durante toda la jornada la ciudad dormía mecida por un fuerte viento y una intensa lluvia.

Vilagarcía recibió a 2014 con las doce uvas de la suerte en la Praza de Ravella

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