HÉROES

Puedo imaginar, sin apenas esfuerzo, el asombro, convertido en gigantesca admiración, de los miles de espectadores que disfrutaban en Roma, con el paso por sus calles de los corredores de la maratón, aquella calurosa noche del 10 de septiembre de 1960, observando seguramente atónitos como para proclamarse campeón y convertirse en el primer deportista africano en ser medalla de oro olímpica, Abebe Bikila recorría descalzo la distancia que existe entre los hombres y los héroes.
La historia de Bikila merece varios tomos, no las pocas líneas de este artículo, pero este breve apunte puede servirnos de metáfora perfecta para ilustrar lo que, en mi opinión, supone uno de los aspectos más negativos de nuestro tiempo: la pérdida progresiva de la perspectiva de lo heroico.
Por sorprendente que parezca, al fútbol debemos de agradecer la excepcional gesta del grandioso corredor etíope; cuenta la leyenda que Abebe fue convocado a última hora para el equipo olímpico de su país porque uno de los maratonianos que integraba dicho equipo sufrió una lesión pocos días antes de partir hacia Roma, precisamente jugando un partido con sus amigos. Como vemos, considerar al fútbol el deporte rey no parece exagerado aunque lo que sí resulta, en mi opinión, desproporcionado es considerar reyes del deporte a muchos de los personajes que copan actualmente las millonarias nóminas de los clubes.
Gorras con viseras desproporcionadas, tatuajes y pendientes excesivos, botas de diseño por ordenador, capaces, supuestamente, hasta de causar lesiones, peinados grotescamente innecesarios, celebraciones extemporáneas, y un sin fin de estupideces destinadas a perseguir enfermizamente aquellos quince minutos de gloria que pronosticaba Andy Warhol, nos ofrecen a modo de continuo carnaval publicitario demasiadas de nuestras “estrellas” hoy.
Mientras tanto la realidad no entiende de sucedáneos, y creo que afortunadamente millones de aficionados en todo el mundo comienzan a reaccionar y ya no parecen dispuestos a regalar la condición heroica a quien simplemente aporte un plus de fotogenia al póster del equipo, un aviso que debieran de tener muy en cuenta los habitantes de la cloaca balompédica, aquellos que nunca tendrán la ocasión de disfrutar de la moqueta de las grandes estancias, pero que torpemente imitan la vulgaridad que se expone en el distorsionado escaparate de la efímera fama.
Siempre he tenido una personalidad predispuesta a la nostalgia, que se ve acentuada con el discurrir de los años, por eso desde que muchos de los más mediáticos futbolistas han preferido convertirse en discutibles ejemplos estéticos renunciando a ser verdaderos referentes éticos, voy inclinándome decididamente por admirar, incluso de manera idealizada, con mucha más fuerza a los héroes anónimos y cotidianos, aquellos que encarnan valores eternos y se levantan cada mañana llenos de esperanza, capaces de pelear contra una enfermedad, de luchar por un trabajo, de dejarse la vida por una fe, por una idea o por un sueño, esos que sin perseguir las luces de los flashes tienen el valor, como Bikila, de enfrentarse a la vida y sus adversidades sin temor a que el camino les desgaste.

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