Sánchez no tira la toalla

El destronado secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha respirado después de que el Comité Federal le enmendase la plana con el consabido volantazo del “no es no” al “abstención es abstención”. En un fogonazo dice que se aproxima la hora de los militantes, dando a entender que ahora es la de los dirigentes. No hace sino repicar la idea alimentada por sus seguidores, incluidos bastantes dirigentes, que han venido reclamando sin éxito la consulta a las bases antes de decidir si los diputados socialistas debían abstenerse o votar “no” en la sesión de investidura.
También da a entender que no ha tirado la toalla. O sea, que mantiene alzada la bandera de un PSOE alejado del PP y cercano a la militancia ¿Quiere decir todo eso que está preparando la reaparición? Es la pregunta del millón, una vez consumado su destronamiento y oficializada la nueva posición socialista ante la investidura: “no” en primera votación, “abstención” en la segunda.
Como diputado resuelto a mantener su escaño y como exlíder del partido, está moral y políticamente obligado a acatar la decisión tomada por el Comité Federal. No digo que lo vaya a hacer. Digo que si incoherente sería apearse del “no” en segunda votación, frente a lo que ha venido defendiendo en nombre de una decisión del Comité Federal, más incoherente sería romper la disciplina de voto respecto a una decisión mayoritaria del mismo órgano (la adoptada el domingo) ¿Con qué autoridad moral podría defender a partir de ese momento la democrática regla de la mayoría que siempre obligó a militantes y dirigentes socialistas?
Consciente de que opino contra corriente, sostengo que Sánchez asistirá a la sesión de investidura y se abstendrá en segunda votación, por mandato del Comité Federal que afecta a los 84 diputados socialistas. Lo cual, por supuesto, no garantiza que todos respeten la disciplina de voto. Si hay fugas, que las habrá, en ningún caso debería ser la de quien, por haber sido secretario general y tal vez por querer volver a serlo, tiene que dar ejemplo de respeto a las decisiones de los órganos del partido.
La duda está instalada. Tal vez también en su cabeza: respetar la disciplina de voto según el “mandato imperativo” del Comité Federal), mantener en el “no” o ausentarse en el momento de la segunda votación. Cualquier cosa que haga o deje de hacer estará contraindicada. Excepto la de escenificar su reaparición lo antes posible si de verdad no se ha dado por vencido, so pena de que su sintonía con los militantes se diluya. De momento tiene alzada la bandera. Y esto es lo que le oigo decir a alguien de su confianza: “Creo que se va a presentar a las primarias y que lo va a anunciar públicamente”.

Sánchez no tira la toalla

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