Sánchez tiene un plan

al Gobierno “progresista” de coalición ya le sacuden por los dos flancos: la derecha de toda la vida y los cómplices ocasionales de su empujón parlamentario tras las elecciones del 10-N. Su plan de desescalada no superó la prueba en la sesión de control de los miércoles en el Congreso, a pocas horas de su presentación en Moncloa a cargo del presidente, Pedro Sánchez. “Confuso” para el PP y “recentralizador” para los nacionalistas. Ambos coinciden en denunciar por enésima vez la unilateralidad de las decisiones tomadas en Moncloa. Tanto Pablo Casado como Gabriel Rufián, dos polos políticamente distantes, dicen haberse enterado por la Prensa del ya denominado “Plan para la transición hacia la nueva normalidad”.
El documento alumbrado con cierta premura queda pendiente de órdenes ministeriales que desarrollen los criterios del operativo para la recuperación de los paraísos perdidos en marzo. Entre dichas órdenes hemos de abrirnos paso para acabar de entender esa hoja de ruta de cuatro fases que nos otorgará un régimen de libertad vigilada hasta finales de junio. Pero lo que llama la atención es la rara habilidad de los equipos de Moncloa para perder amigos. En este caso, con advertencia de fondo incluida. En un momento determinado de la sesión del miércoles en el congreso, Gabriel Rufián, portavoz de ERC, el partido cuya abstención hizo posible el segundo salto de Sánchez al poder, le amenazó claramente con retirarle el favor. “¿Cuánto le importa la Legislatura?”, preguntó. Solo eso le faltaba al Gobierno de coalición: la posibilidad de que sus amigos le dejen tirado. Una segunda sombra negra en su horizonte político inmediato. La primera es la posibilidad de que rebrote la pandemia, por indeseado efecto del desconfinamiento. Eso reventaría los cálculos del plan de ocho semanas presentado el martes por la tarde por el presidente del Gobierno.
Tampoco mejora el reclamado acercamiento al PP para remar juntos hacia un final más o menos feliz de la crisis. Se han enfriado las posibilidades de que eso pueda ocurrir en la llamada comisión parlamentaria para la reconstrucción, que en realidad ha venido a achicar la capacidad de maniobra del Gobierno, frenar la influencia del socio y, por el contrario, reactivar el papel del PP como alternativa de poder. Todo ello es consecuencia de que la inicial idea de Pactos de la Moncloa se transformara en comisión del Congreso con todas las fuerzas políticas dentro. En contra de lo que dijo en su día la ministra portavoz, el formato importa, y mucho.

Sánchez tiene un plan

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