El presupuesto y las encuestas

El PSOE y Podemos tienen un problema con los Presupuestos. Tienen que decir que no y resulta difícil explicárselo al personal. A ver: ¿Qué es más de “izquierdas”, subirle a todos los pensionistas un 1,6%, a los que cobran 600 y a los que cobran 2.500 o subirles a los más bajos un 3% y además eliminar o rebajar mucho IRPF hasta los 18.000 de renta al año? Complicado. Y como esa partida en bastantes más. Y no solo con los presupuestos, es que lo tienen de cráneo con la economía en general. En eso carecen los unos y los otros no solo de credibilidad sino que además han de reconocer que se ha salido del agujero, ellos mismos han anunciado el final de la crisis y que si ahora se puede repartir es porque la tarta ha pasado de menguar a crecer.
El Gobierno y el PP, sin embargo, no sacan rédito a algo de lo que sí pueden presumir, porque sus otras úlceras no dejan de supurar y su torpeza en transmitir algo en positivo es ya metástasis cronificada en un partido que los tiros ya no se los pega en el pie sino en la sien. Quien de esta y de cualquier coyuntura está sacando tajada es Ciudadanos. Los naranjas están acertando en táctica y trasmisión –en las “cosas de la política” le dan al PP hasta en el cielo de la boca, pero en las “cosas de comer” y de nación se cuelgan la medalla y se ponen los primeros en la procesión– y a la vista está el resultado que desde hace meses reflejan las encuestas. Aunque deban de andarse con cuidado porque las urnas están lejos y queda un año eterno con cuestiones trascendentales a sustanciar que pueden consolidarlo todo o convertirlo en frustración. Y antes están las autonómicas y municipales, que son otra harina y donde un error de cálculo o de compañías pueden hacer trizas la estrategia. Pero es indudable ahora que Ciudadanos está sabiendo conectar con buena parte de la población. Por acierto o por descarte pero ahí está. Y para muchos no solo no es lo peor que puede pasar sino que no pocos lo perciben como esperanzador.
Con un elemento que es también una tendencia, aunque la ebullición naranja, el surfeo de Cs al PP, la solape en gran medida pero que tiene una gran relevancia. El derrumbe del bloque de izquierdas, que se sigue acrecentando y que ya se queda, la suma de PSOE-Podemos, a doce puntos de la de Ciudadanos y PP, que, por ejemplo, en el sondeo de “El Mundo” alcanzaba el 50% del electorado, lo que supondría una holgada mayoría absoluta entre ambas formaciones. Lo que no quiere decir que ello les lleve a un gobierno conjunto. Nadie debe hacer tal cuenta aunque haya mucho iluso, sobre todo en el PP, que se la esté haciendo ya. Con solo mirar los colores es obvio que el naranja esta más cercano al rojo que al azul. Lo que sea sonará, pero lo que no se comprende es que la izquierda, en un futurible tan adverso, siga como si no fuera con ella la cosa y sus dirigentes, Sánchez e Iglesias, anden tan contentos con haberse conocido, pero deseando no haber tenido que conocer al otro jamás. El uno sin acabar de cerrar heridas internas y el otro creándolas cada día más por su apuesta palanganera en pro del separatismo catalán. Y ambos, sobrados y muy pagados de su persona, cada día se levantan dando lecciones al mundo mundial pero si siguen así será la ciudadanía la que se la acabe por dar a ambos en las urnas.

El presupuesto y las encuestas

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