Redondo Producciones

La gobernanza será por decreto, pero a los españoles nos van a llevar, y del ramal, a golpe de spot publicitario. Tras la exitosa operación propagandística del “Aquarius”, donde se tocó a periodista por emigrante, la senda está marcada y por ella transitaremos mansamente boyales conducidos por los medios de comunicación entregados con ardor catecúmeno a la causa del Redentor. Porque España, entérense, ha sido ya santificada como paradigma de la bondad universal y pobre de aquel que ose discutir tal condición. Será arrojado a los infiernos del oprobio por todo el coro celestial. Por ejemplo, que ni se ocurra decir que mientras no dejaba de sonar la fanfarria del rescate trayéndolos desde Libia, por el Estrecho habían llegado más del doble en tres días, sin contar el más de medio centenar de pobres desgraciados que habían sucumbido y muerto ahogados. Esos no tenían derecho a periodista. Es más, como la cosa se multiplique, habrá que tocar silencio.
Sánchez ha empezado donde lo dejó ZP y solo lo dejará cuando, como sucedió con aquel, le estalle y se derrumbe el país real. Pero para eso queda tiempo, mucho, no solo dos años, hasta puede que seis. Rajoy le ha dejado la economía en marcha, los Presupuestos en mano y el empleo en auge. Así que, mientras la “caja” aguante, se pueden dedicar a la propaganda y al óbolo. Y a partir de este momento es de eso y de nada más que de eso de lo que habrá de hablarse. A lo demás, por ejemplo el secesionismo catalán, se le pondrá sordina, se correrá un tupido velo y se comenzara a seguir ya no cediendo sino entregando dignidad y soberanía. Pero sin que se note, al estilo Iceta, con bailecito y monserga. La rendición se nos venderá como diálogo y hasta podemos acabar por ser los españoles quienes deseemos la independencia, pues puede darse el absurdo de que los separatistas consigan de manera total su propósito y España sea de allí extirpada pero ellos puedan seguir aquí decidiendo.
Pero “eso” no va a tener relevancia. De ello se encargará Producciones Redondo ofreciéndonos un bizcocho al día. El es quien maneja el aparato de filmación, quien monta las escenas, coloca a los actores y les da (o no) frase. El es quien nos pastorea a todos y los apacienta a ellos: Iván Redondo, jefe del gabinete, guionista y director de la película que hemos visto comenzar con el triunfo del galán y que vamos a seguir disfrutando con el protagonismo total y mayestático del protagonista y presidente. Los demás, ministras y ministros, socialistas y socialistos, comparsas cada uno con su papelito y todos a una para que entre hosannas y loas, el plano general quede perfecto con la caravana de pioneros avanzando hacia la tierra prometida, el país de la leche y de la miel, donde vamos a estar en un pis pas todos los españoles y el mundo mundial que quiera venir aquí a disfrutarlo.
Antes queda saldar la cuenta pendiente con los “malos”. Hay que matar a Franco. Pero como ya lleva más de cuarenta años muerto, hay que desenterrarlo para así poder ajusticiarlo. Ese va a ser el siguiente Gran Anuncio, la nueva gran hazaña de sanchismo y la nueva llamada a filas con un slogan imbatible. Quien se oponga es un fascista. Quedan ustedes avisados. Ha cambiado el ciclo y hay nuevo Caudillo. “Sanchez. I año Triunfal”.  

 

 

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