Retorno al delirio

Lejos de entrar en un periodo de reincorporación a la normalidad en Cataluña parece que a lo que vamos a retornar es a nuevas y profundas turbulencias. El atrabiliario personaje que los separatistas han elegido para aparentar presidir la Generalitat como títere confeso de Puigdemont, un tal Quim Torra, al que a partir de ya vamos a tener que conocer, promete desde su primer discurso un desafío creciente y completo a la legalidad, a la Constitución al Estado de Derecho, a la Nación española y a los españoles en general, a los que, eso ya lo sabemos de él, seres inferiores y a los que ha insultado con reiteración en sus escritos xenófobos, de claro matiz fascista y que no pasan la mínima prueba de respeto a la Declaración Universal de Derechos Humanos. Lo más parecido a su ideología y juicio que nos dispensa es la que un “dragón” del Ku Klus Clan puede tener de un negro en EEUU. Ese es el individuo que va a aparentar gobernar en Cataluña.
Todo su empeño, ya lo ha dicho, es retomar y retornar a la quimera y al delirio. Proclamar la república, aquella que duró segundos, y convertirse en Estado independiente arramblando con todo lo que se le ponga por delante. Entre ello, más de la mitad de la propia ciudadanía catalana a la que al considerarla seres inferiores ni siquiera debe contemplar como sujeto alguno de derecho ni como catalán ni como persona.
Que pase de sus amenazas a los hechos es algo que no tardaremos en comprobar. Que le sigan en esa deriva todos los independentistas también es algo a constatar. Pero las intenciones más claras no pueden estar. Y ante ello la preocupación de muchos es si las fuerzas políticas constitucionalistas van a saber estar a la altura de la situación. Porque de nuevo y en poco tiempo la situación puede de nuevo volver a ser límite y no son pocos los que temen –tememos– que a la talla de los políticos españoles actuales esto le viene muy grande porque ellos siguen embebidos en las miserias de sus cálculos de consecución del poder y en lo miserable de su falta de sentido de Estado y de responsabilidad.
Triste el momento el que nos ha tocado vivir y que bochorno de presuntos líderes que debemos soportar. Ojalá me equivoque, pero lejos de dejar por un instante y a un lado sus ansias de poder, será ello y nada más lo que les impulse en todas y cada una de sus acciones. Como ha comenzado a suceder ya en sus declaraciones.
Cada paso que haya que dar será el pretexto para intentar arrancar un bocado de carne electoral al otro. En cada situación, que todo hace temer será cada vez de mayor desafío y gravedad, prevalecerá ante todo el interés de partido por encima del interés general. Los precedentes así lo indican y lo sucedido en los últimos días no hace sino apuntalar aún más esa impresión cada vez más general, donde parece que el “enemigo” no son aquellos que quieren descuartizar a España sino los que se supone que debían ser los aliados en su defensa. Al escucharlos cada día uno no puede por menos que pensar que el problema no solo son los separatistas. Ellos también forman parte de él.

 

Retorno al delirio

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