Cuadros de Edu Albo

La galería Monty4 ofrece la muestra Cuadros  de Edu Albo, un pintor que viene del mundo de “la representación diédrica” - según señala  el galerista Jesús Montero-, que es el de la geometría y de las abstractas arquitecturas, pero de pronto siente la pulsión andariega del río de la vida (¿ecos del abuelo zoqueiro?) y se le abre el espacio del caminante, en el que- como cantó Antonio Machado- “no hay caminos, se hace camino al andar”. 

Se sumerge, entonces, en ese ámbito blanco y sin límites que es el inexplorado territorio del Ser, un desconocido y hermético lugar que sin embargo todos transitamos como peregrinos, a veces descalzos, pero casi siempre calzados. Y se alumbra, así, la imagen metonímica, es decir: la parte que señala el todo y que, en este caso, son unos zapatos, a veces muy desgastados, que llevan la huella de quien los usó y que, por lo tanto, hablan de seres humanos; hablan de personas adultas, de jóvenes y de niños, mientras exhuman un perfume de nostalgia y de soledad. 

Al contemplarlos, nos vienen a la memoria los desolados versos de “La destrucción o el amor” de Vicente Aleixandre: “Duele la cicatriz de la luz/ duele en el suelo la misma sombra de los dientes,/ duele todo / hasta el zapato triste que se lo llevó el río”. Y sí, duele en silencio la roída bota de desgastado cuero color café, salpicada de manchas grises de rozaduras; duelen de enternecedora fragilidad  las sandalias de color azul, verde o rosa, que recuerdan la infancia perdida; duelen con ecos del pasado los enormes zapatos de rejilla que probablemente calzaron los pies de un anciano abuelo o de un padre; duelen sobre todo, las pobres y viejas botas deformadas que traen memorias de mendigos. 

Hay historias escondidas en cada uno de esos calzados, hay huellas de leguas andadas y de sudores, en su interior, y, es probable que aun quede la marca de alguna lágrima sobre su superficie. El devenir de la existencia está ahí presente y, tal vez por ello, Edu Albo pone al pie de cada cuadro la leyenda Being, que se traduce por ente, esencia, vida o ser. Cada una de estas botas, zapatos, zapatillas de deporte, playeros o sandalias nos sitúan ante una pérdida; cada uno de ellos configura una pregunta muda, en su implacable silencio,  que apela al espectador: ¿dónde están aquellos que me calzaron y transitaron conmigo? 

Es la  pregunta del “UBI SUNT?” de los poetas latinos, que pasaría a los emocionados versos de Jorge Manrique como “¿qué se fizo...?” o “¿qué fue de...?”. Edu Albo participa de esa afinada sensibilidad y la convierte en poesía visual, haciendo que unos pobres y desechados zapatos, perdidos en el espacio vacío, nos interroguen sobre nuestro destino y sobre nuestro eterno caminar. Además están bien pintados,  con ajustadas  tonalidades, entre las que destacan las terrosas y marrones del cuero, o las negro-azuladas, rojas, amarillas y blancas de las telas de tenis y deportivos; a ello hay que añadir el mimo táctil de la pincelada  que acaricia de luces y sombras los desgastes del recuerdo.

Cuadros de Edu Albo

Te puede interesar