Entre las sombras

La avenida de la Dársena luce un nuevo y acogedor espacio expositivo. la Galería Parrote, en la que ha puesto su pasión por el arte Pepé Montero que, tras el obligado confinamiento, reinicia su andadura con dos grandes de la fotografía: Alberto García-Alix (León, 1956) y Vari Caramés (Ferrol,1953); reunidos bajo el sugerente título de ENTRE LAS SOMBRAS,  nos acercan directamente a la desnuda poétic de la luz en  fotografías en blanco y negro. 

Sólo un ojo avezado a adentrarse en el misterioso drama de la vida, como el de García-Alix, que lleva en el tuétano las cicatrices dejadas por las vivencias y que se define a si mismo como trágico y romántico, puede allegarnos, de un modo tan  vivo a la terrible belleza,  la cual aparece aquí representada por las descarnadas ramas de un bosque de invierno o por un grupo de punzantes cardos, también por  alegóricos buques , desoladas arquitecturas y, sobre todo, por su solitaria sombra agazapada tras una celosía. 

Una honda y honesta verdad, enfocada con la difícil sencillez del genio, puede leerse en “Entrada al purgatorio”, donde las negras ramas desnudas se retuercen como torturadas manos, en ansia de alcanzar el cielo;  o puede hablar de los intrincados laberintos de la vida, entretejiéndose ad infinitum, en “Naturaleza de cardos”; o hacer que un frágil tallo con tres florecillas marchitas, atrapado en la densa oscuridad, muestre lo que queda de la inocencia perdida, en la obra que titula  “El jardín de Hansel y Gretel”. Y del duro enfrentamiento  consigo mismo predica  “Escondido en mi miedo”, pura lección  ontológica –como ya dijimos otra vez– sobre la metafísica de los desterrados del paraíso. 

En cuanto a Vari Caramés, una dulce y evocadora nostalgia, más lírica que dramática, se desprende de sus fotografías (la mayoría del año 2000), en las que  trata de perpetuar lo efímero, captando fugitivos instantes que hablan de pasajeros transeúntes , de jóvenes que esperan, de espejísmicos reflejos de escenas proyectadas sobre cuadros o superficies brillantes  y de caminos que se adentran en la densa noche. 

Uno de sus más celebrados temas, en este sentido, fueron las fotos realizadas desde el interior de la cabina de un coche, de las cuales es un extraordinario ejemplo la que figura en la muestra y que ofrece simbólicas  lecturas simultáneas: el reflejo en el cristal de la mano del conductor sobre el volante es, a la vez, metáfora de viaje y de aislamiento; un faro que alumbra en lontananza puede simbolizar  la última luz que señala el  rumbo y conduce a la meta anhelada . 

V. Caramés parece querer decirnos que la realidad es pura proyección que  se va desdibujando hasta convertirse en  difuminadas sombras chinescas, como ocurre con la fantasmal silueta de su  autorretrato; todo apunta en él hacia  el ensueño, la ligereza de lo fugitivo y la desmaterialización. En cambio, García-Alix ofrece su lúcida visión de que todas las cosas están hechas a manera de contienda, como diría el genial Fernando de Rojas. Son dos modos de mostrar la eterna antítesis luz- sombras.

Entre las sombras

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