Grabados de Wieslaw Haladaj, en el CIEC

La Fundación Ciec de Betanzos ofrece una muestra de grabados de Wieslaw Haladaj ( Piotrkow Trybunalski, Polonia, 1959) que obtuvo el primer premio en la XIII edición del Premio Internacional de Arte Gráfica Jesús Núñez, en el que participaron 142 obras de 24 países, lo que da fe de la relevancia que tiene a nivel mundial el Centro de Grabado creado por Jesús Núñez. 

La obra expuesta está formada por lino-grabados que atestiguan del virtuosismo técnico alcanzado por el polaco en el manejo del rayado y de la línea, con la que construye espesas marañas de seres envueltos en densas tramas de claroscuro. Se dijera que se han perdido en la noche de un tenebroso bosque  y sus rostros se han fundido con el entresijo de ramas y de lianas, atrapados sin salida. Se percibe ese patético estar, con los ojos abismados y suplicantes como los de un pobre animalillo, a la espera de no se sabe qué, quizá de una respuesta para su condición; quietos, hieráticos, se desdibujan sus rasgos entre la fronda invasiva, entre ese vaivén laberíntico de trazos que atraviesan el espacio en todas direcciones y acaban por hacerles perder sus límites corporales y su misma identidad, ensimismados en esa ambigua red  parecen conservar todavía  el pelaje de los animales, tal es el grado de enmascaramiento  producido por las enredadas líneas. 

Hay un rostro de mirada hundida que está semi-reclinado y  envuelto por agitadas ráfagas que se mueven en todas direcciones, el cual parece aceptar con serenidad y quietud  los turbiones que lo rodean, quizá es la faz de quien ha aprendido a aguantar estoicamente los sufrimientos de la vida. Sin duda hay una dolorosa lección en estas obras, una forma de decirnos que la humanidad se ha instalado en la mudez y en el anonimato, se ha perdido dentro de un laberinto indiferenciado y que se nos hace difícil ver y reconocer al prójimo, a ese próximo sobre el que trabajan la insolidaridad, la deshumanización y el olvido. 

Se dijera también que el mundo de las apariencias se ha impuesto sobre el mundo del ser y ya todo es desdibujado reflejo de móviles  y sombríos trazos que esbozan sombras en la cueva platónica. Que algo va mal queda patente en la obra “Perpendicular  Dawn” ( Amanecer perpendicular), en la que tres personajes descabezados y envueltos en vendajes como de momias caminan junto a sus tres caídas cabezas, teniendo como fondo los vitrales de una iglesia gótica que están peligrosamente inclinados y  parece a punto de desplomarse; en un rincón, una frágil bailarina se contorsiona sobre sí misma, quizá para no ver el desastre. 

Toda una parábola de Occidente y de su cultura puede leerse en este magnífico grabado, de paradójico título, pues el espíritu que hizo a Europa, especialmente el gótico, más que amanecer, se diría presto al derrumbe y lo que camina es la muerte, simbolizada por las tres ambulantes momias. Serios, silenciosos, imperturbables, casi irreconocibles, los personajes de W Haladaj nos interpelan y nos llevan hacia el hondo y eterno misterio ontológico del ser.

Grabados de Wieslaw Haladaj, en el CIEC

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