Lois Patiño, en galería Vilaseco

La galería Vilaseco ofrece la muestra “Flotabilidad neutra” de Lois Patiño ( Vigo ,1983), que une a su formación cinematográfica  licenciaturas en Psicología y Filosofía, amén de numerosos premios y méritos. El título nace  de una experiencia del submarinismo, que vivió personalmente, en la que los límites del cuerpo desaparecen y el tiempo queda en suspenso; brota así el sentimiento oceánico que busca expresar en el vídeo “Sol rojo”, donde el perfil en sombra de un humano contempla las agitadas contorsiones de un astro, entre las inquietas aguas. 

Su obra nos invita a  viajar desde las oscuras profundidades abisales del mar a las aéreas profundidades del espacio, con el vehículo de la luz; pues es proyectándola sobre la negra oscuridad como emergen las ligeras y cambiantes formas que pueden ser olas iluminadas,  blancas naves,  reflejos de faros o diluidos vapores que crean fantasmagóricas visiones. 

L. Patiño juega con esta escritura de luz a crear ensueños móviles, valiéndose de las sombras del agua y de las sombras del aire, de las que hace surgir apariciones mágicas que transmiten sensaciones de nocturnos mares, de pasajeros vuelos y de leves e inasibles ráfagas, que bien pueden servir de cauce al “estado fluídico del psiquismo imaginante”, (como dice Gaston Bachelard, en “El aire y los sueños”). Hay una clara poética del espacio y de la luz nocturna, que se traduce en títulos igualmente poéticos, como “Mar insomne”, una serie que nos lleva desde las albas formas que perfilan la forma de una pequeña lancha-ave hasta las ambarinas y huidizas líneas que sugieren la estela dejada a lejos por una embarcación; ahí –como dice él– se funden el mar, la noche y el sueño , en freudiana simbiosis, dando origen a un estado letárgico. Es evidente que Patiño busca indagar en los misterios de la vida y sobre todo del inconsciente humano, sirviéndose para ello de estas simbólicas proyecciones donde sombra y luz se conjugan para mostrar que todo  lo que vemos es pura invención, reflejo continuo, ondas y vaivenes de irradiadas  figuraciones y luminosidades sobre la oscura pantalla del cerebro, esa cueva platónica. 

A veces, estos rayos se transforman, con la ayuda de prismas, que pueden ser un simple vaso, un cubo o una placa de metacrilato, que, al ser atravesados por los haces de luz, van creando claroscuros de sueños; ya circunvalantes, como los del “Sueño-faro”, ya de variados ritmos acuáticos, como los de “Sueño-ventana”, ya de fluctuantes  ondas de agua y de aire, del que titula “Sombra metálica en el sueño-vapor”. Todo este imaginario, en heraclitiano fluir, se condensa en  “Cuerpo de mar”, un prisma rectangular de metacrilato, que viene a ser como un bloque de agua congelada, en el que, por medio de un audiovisual, se recogen sonidos, movimientos y criaturas del universo submarino. Todo apunta en esta muestra a ir más allá de las apariencias, para adentrase en las arcanas orillas donde los elementos más ligeros: agua y aire configuran alegorías nocturnas de los sueños de ser.

Lois Patiño, en galería Vilaseco

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