Se acaba el tiempo de la pedagogía

estamos, unos más que otros, a las puertas de la nueva normalidad que muchos se resisten a aceptar. La clave está en “nueva”, que tendemos a identificar con mejorada cuando no necesariamente es así. En este caso, la novedad está en la necesidad de protegernos contra el virus, lo que se traduce en mantener la distancia social y llevar mascarillas. Consciente de que una vez que se levante el estado de alarma un gran número de ciudadanos va a entender que ya no hay peligro –la normalidad que cada cual interpreta como más le interesa– el Gobierno ha decidido dejar atrás la actitud pedagógica que mantenía hasta ahora y optar por la medida que sabe positivamente que funciona: las multas. En el borrador del real decreto con el que intentará frenar el avance del bicho propone sanciones de cien euros a aquellos que no lleven mascarilla en los casos obligatorios. Todo apunta a que no serán pocos.

Se acaba el tiempo de la pedagogía

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