Tres años en los que de los gritos se pasó a los bramidos

Tres años en los que  de los gritos se pasó a los bramidos

YA han transcurrido tres años desde que Carlos Negreira ganó por segunda vez las elecciones municipales y tres años, por lo tanto, desde que Xulio Ferreiro, el Varoufakis de A Gaiteira, fue investido alcalde. Concluido el pleno, Ferreiro salió a la plaza de María Pita blandiendo el bastón de mando con el que iba a conducir al rebaño por frondosas cañadas. El alcalde es mi pastor, nada me falta. La xente do común coreaba “¡hai Marea!”, “¡hay Marea!” –que también hay castellanohablantes–. Muchos eran abajo firmantes del manifiesto mareante; pocos eran ingenuos que soñaban con un cambio. Los primeros ya no berran; resultaron agraciados con un chollito y dejaron los alaridos; los segundos perdieron la inocencia y tampoco chillan. Esta es la historia de tres años de gobierno. El propio alcalde lo reconoció utilizando el lenguaje propio de los políticos: “Hasta ahora hicimos un trabajo invisible”, que traducido al koruño quiere decir: “Non fixemos nel”. Claro, por eso lo que se escucha en la ciudad ya no son gritos, sino bramidos. ¡Vaya tres años! FOTO: xulio ferreiro blande el bastón de mando en maría pita | aec 

Tres años en los que de los gritos se pasó a los bramidos

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