DEL España nos roba hemos pasado al Alemania nos roba. Freixenet, una de las joyas de la corona de la república –¡vaya paradoxo!, ¡una corona en una república!– es desde el viernes propiedad de la empresa Henkell, que ha pasado a controlar el 50,7% de las acciones. Y todo por desavenencias en la familia, ¡ay!, si los Freixenet aprendiesen de los Pujolone, que forman un piña en la que hay hasta madre superiora. De todas formas, poco se va a notar el cambio de dueños, salvo, claro está, que pongan a la Merkel a hacer de burbuja en el anuncio de Navidad. ¡Dios no lo quiera!