EL lalinense José María Calviño recibió la mayor pitada que jamás se ha escuchado en un Terersa Herrera. Era el director general de TVE en pleno felipismo y desencadenó una música de viento –como se dice en el fútbol– estruendosa. La abuela Carmena sufrió una bronca monumental el domingo en el Mutua Madrid Open de tenis, pero a ella le da igual. No es que sufra problemas auditivos –o quizá sí, quién sabe– pero tiene la cartera llena, que es lo que importa. Le va a cobrar 3.000 euros a Puigdemont por el alquiler de un local para que explique su proyecto independentista. Ande yo caliente y ríase la gente, que diría Góngora. FOTO: nadal y carmena | aec