Cervates y don Quijiote, una pareja de fascistas

LOS romanos le llamaban turba multa, separado; los señores con asiento en la Academia, turbamulta, junto; los progres, escrache; los catalanes... como lles pete. El caso es que el historiador Ricardo García Cárcel, la documentalista Mari Carmen Penacho y el vicepresidente de Sociedad Civil Catalana, Álex Ramos, iban a intervenir en un homenaje a Cervantes en la Universidad de Barcelona. Iban a intervenir y se quedaron en eso, en que iban a, porque no pudieron hacerlo. Los educados y pacíficos Comités de Defensa de la República montaron semejante bronca a la puerta del Aula Magna que allí no se pudo celebrar nada. La razón de su protesta era bien simple: no querían fascistas españoles en la universidad. Pero no habíamos quedado en que Cervantes se llamaba en realidad Joan Miquel Servent y su obra cumbre, “El Quixot”... Dentro de nada nos enteraremos de que el ingenioso hidalgo era franquista. ¿No lo era don Pelayo? Pues eso.

Cervates y don Quijiote, una pareja de fascistas

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