Los comentarios sobre el gafe de María Pita recobran fuerza

MOUCHOS, coruxas, sapos e bruxas; demos, trasnos e diaños... durante las semanas posteriores a la investidura de Xulio Ferreiro, el Varoufakis de A Gaiteira, como alcalde, tras las elecciones que ganó Negreira, las ventas de aguardiente se dispararon en A Coruña. Rara era la casa en la que no se hacía una queimada tratando de conjurar a los malos espíritus, ya que se había corrido por la ciudad la especie de que el nuevo regidor era gafe. Y algo de cierto debía de haber, porque allá por donde iba ocurría algún suceso imprevisto y bastante desagradable. Poco a poco los coruñeses asumieron que no quedaba más remedio que convivir con destacado imán del mal fario y las queimadas volvieron a quedar reservadas para cuatro tabernas enxebres. Pero de nuevo renace la idea de que el Príncipe de las Mareas es un cenizo, pues sucesivamente se han ido estropeando todos los relojes: el del ayuntamiento, el del Obelisco, el floral de Méndez Núñez... y ahora el que regula los tiempos de las intervenciones en los plenos municipales, que se averió el día de su estreno. Vamos, que ya no cuela que todo sea fruto de la casualidad. FOTO: ferreiro, en su etapa de momo, que resistió el reloj de obelisco | aec

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