La crisis de madurez que le achacan a la Constitución

La Constitución anda celebrando su cuarenta cumpleaños y ya se sabe que, en este país, a esa edad a todos les entra la crisis de madurez. Tal vez por ello, desde diferentes grupos se habla de la necesidad de reformar el texto que ha dado la mayor etapa de estabilidad a este país, tan acostumbrado a resolver las disputas a mamporros. El problema no radica en si es el momento apropiado para modificar los enunciados de la Carta Magna o no. La cuestión es que ni tan siquiera los más acérrimos defensores de la remodelación no aclaran qué es, en concreto, lo que quieren reformar. Es posible que toda esta generación de recién llegados a la política quieran dejar su impronta en el texto que rige los destinos del país. Aunque, más bien parece que lo que buscan es adaptarlo a sus necesidades, algunas tan perentorias como continuar en La Moncloa. Qué pena que no pongan el mismo interés en solucionar los graves problemas que todavía tiene este país. Luego se rasgan las vestiduras cuando comprueban el avance de los populismos...

La crisis de madurez que le achacan a la Constitución

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