Cuando solo entendemos los castigos

¿se puede saber qué nos pasa? Todos los días aparecen imágenes de policías parando a conductores que circulan con su familia en el coche, gente que camina por la calle como si fuese un día de fiesta, simpáticos que bajan al perro de peluche y hasta turistas que se resisten a salir de la piscina. El aeropuerto de Tenerife Sur atestado de viajeros que no saben lo que es guardar la distancia de seguridad, grupos de padres que proponen ir cada día a casa de alguno de ellos para que sus hijos jueguen juntos... Definitivamente, algo nos falla en la cabeza. Llamarnos inconscientes es quedarse muy corto. Somos víctimas y asesinos en potencia y parece que no nos importa. Una vez más, lo único que entendemos son los castigos; las multas que puedan afectarnos al bolsillo son nuestro principal temor. Al final tendremos lo que nos merecemos y nos echaremos las manos a la cabeza.

Cuando solo entendemos los castigos

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