Después del escándalo del espionaje de la CIA a un centenar de países a través de una empresa de máquinas de encriptado se ve que los gobiernos andan mirando de reojo a su alrededor. El primero –qué casualidad– EEUU, que ahora acusa a Huawei de robar secretos comerciales y de desarrollar proyectos para países sujetos a sanciones, como Irán y Corea del Norte. Los estadounidenses, ya se ha demostrado, de conspiraciones y vigilancias saben un rato y no sería descabellado pensar que reconocen el patrón en otro como ellos. Aunque también puede ser un caso de los de “cree el ladrón...”