Uno que enseña los colmillos a la espera del azucarillo

YA se sabía que Juan Carlos Monedero –¡qué gran apellido para quien sufre episodios de amnesia cuando tiene que hacer frente a sus obligaciones tributarias!– no se había recuperado de la ruptura de la relación –del tipo que fuese– con la fashionista Carmen Lomana, pero daba la impresión de que su salud iba mejorando. ¡Vana ilusión!, acumula todavía un resentimiento enfermizo contra los mujeres. Al menos contra una de ellas, Carolina Bescansa, la burguesa compostelana a la que le dio por pintar de aburrido morado una vida que iba a estar llena de colores vivos. Que ella piense por su cuenta no le ha gustado al perro de presa podemita, que ya le ha abierto la puerta de salida: “El Congreso pierde a una mala política”. El día que renuncie al escaño, habrá perdido una política, pero que él pontifique sobre maldades...

Uno que enseña los colmillos a la espera del azucarillo

Te puede interesar