Espinar no renuncia a ser un pulpo

El novel especulador inmobiliario Ramón Espinar haría bien en incorporar el pulpo a las mariscadas barateiras que se come en la Galiza ceive, más que nada por solidaridad, porque cada vez que se asoma a Twitter le dan la del ídem. Lo inflan un día y al siguiente vuelve a por más. Quizá tenga un puntito de masoquista y dentro de un par de días aparezca vestido de cuero negro –black, diría su padre, el de la tarjeta de Caja Madrid– de los pies a la cabeza, pero mientras tanto haría bien en ser un poco prudente. Llevaba una temporada calladito, que eso de cambiar pañales absorbe mucho tiempo, y más cuando se es primerizo, pero al conocer los resultados de las elecciones andaluzas no pudo contenerse y escribió un sesudo tuit: “Antes los ricos tenían dos partidos y desde hoy tienen tres”. La que descargó sobre él. Aquello parecía la mayor ciclogénesis conocida desde la noche de los tiempos. Es lo que tiene ir de pobre, pero al mismo tiempo no renunciar ni a uno solo de los privilegios de los ricos.

Espinar no renuncia a ser un pulpo

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