Ferreiro descubre la Galicia verdadera

¡Pobre Lidia Senra!, su vida ha sido un desperdicio. La última parte, en la que se transformó en una activista antivacunas, ya se sabía, pero la anterior, los años y años que se pasó como capitana de labregos e gandeiros de la nazón de Breogán, tampoco ha servido para nada. En Galicia no hay labregos ni gandeiros; Galicia es una tierra exclusivamente urbana. Xulio Ferreiro, el Varoufakis de A Gaiteira, así lo ha proclamado. Un vecino de Coristanco que cada día va a la leira a sachar patacas es en realidad un broker que hace una escapadita al campo para relajarse del estrés de la Bolsa. El granjero de Negreira que por las mañanas ordeña sus vacas es un ingeniero nuclear también necesitado de relax. Y una plantación de grelos de Monfero... pues un huerto urbano, ¡qué duda cabe! La que le cayó encima al alcalde por semejante deconstrucción de Galicia. Mallaron en él con toxos e silvas. Quedó tan mancado que se apuró a decir que no había dicho lo que había dicho; que se le había entendido mal. ¡Qué cabeciña tan desperdiciada! Con lo fácil que es pensar las cosas antes de cacarearlas como una gallina de las que hay por el campo. Pero la rectificación también ha tenido su parte buena: ha devuelto el sentido al primer tramo de la vida de Lidia Senra. ¡Menos mal!

Ferreiro descubre la Galicia verdadera

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