La fina línea entre el fervor y el acoso

La fina línea entre el fervor y el acoso

la línea que separa el fervor del fanatismo a veces es muy fina y hay quien no es capaz de contener sus impulsos cuando se encuentra cara a cara con el líder de su iglesia. Es lo que le pasó a una feligresa que esperaba en la plaza de San Pedro para ver al papa tras la misa de Año Nuevo. Cuando lo tuvo al alcance de la mano se aferró a su brazo y tiró de él, obligándole a que se acercara. Tal era la pasión de la mujer que no soltaba al pontífice, que este acabó a manotazos para deshacerse de ella y con gesto de enfado. Son los riesgos de ser a la vez el representante divino y un hombre del pueblo. FOTO: francisco, en la misa de año nuevo | efe

La fina línea entre el fervor y el acoso

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