La naturaleza provoca situaciones que rozan lo fantástico, como la reproducción de los caballitos de mar, esos seres minúsculos en los que es el macho el que gesta a las crías y puede dar a luz más de un millar. Uno de estos ejemplares que habita en el Oceanografic de Valencia estuvo liberando alevines durante varias horas y el esfuerzo acabó por poner en riesgo su vida al sufrir un prolapso de la bolsa en la que los había incubado. Y si la naturaleza es mágica, la ciencia le intenta seguir el ritmo y los veterinarios del centro, al detectar el problema del hipocampo, lo sometieron a cirugía microscópica, casi de ciencia ficción, y le salvaron con un punto de sutura. Una historia de amor, a la naturaleza y a la ciencia, propia de San Valentín.