Íñigo Errejón desprecia el valor de la prudencia

SI Íñigo “El niño de San Ildefonso” Errejón gestiona su cuenta de Twitter, es mejor que se retire de las redes sociales. Si tiene un negro que se encargue, debe estar tan cabreado como el asistente del tierno herbicida Pablo Echenique –“yo soy muy del amor y esas cosas, pero la mala hierba hay que extirparla”–, que cobraba cuatro duros en negro y no tenía Seguridad Social, porque su última ciberaparición ha sido de las que se recuerdan per saecula saeculorum. Al hilo de las estafas universitarias trató de mallar en Pablo Casado y los tuiteros le sacudieron a él de lo lindo. Su beca black no se convirtió en trending topic por un pelín. Igual trincar 1.800 euros al mes por rascarse la barriga acaba provocando amnesia y él ya ni se acuerda que cuando lo cacharon haciendo trampa. ¡Cuánto vale la prudencia!

Íñigo Errejón desprecia el valor de la prudencia

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