La Justicia va lenta, pero acaba llegando

La Justicia va lenta, pero acaba llegando

la Justicia española es pesada y lenta como un mastodóntico dinosaurio. Camina con paso cansino pero parece que nada puede conseguir que no llegue a su destino. Los plazos se van cumpliendo y, poco a poco, se va estrechando el cerco contra Carles Puigdemont y sus compañeros huidos. Hasta ahora disfrutaban de ese limbo legal que se produce cuando un país decide no aplicar una euroorden. Y cuentan con la ventaja de que pueden seguir con sus vidas tranquilamente escondidos en Waterloo mientras la Unión Europea no arregle este cachondeo legal. Pero hasta ahí alcanza su capacidad de movimiento. El Tribunal Supremo ha ratificado para Puigdemont, Clara Ponsatí, Lluis Puig, Meritxell Serret y Toni Comín su supensión y su situación de rebeldía. No podrán ocupar cargos públicos, por mucho que lo intenten y, además, da la sensación de que en Europa empiezan a estar ya un poco cansados de su victimismo. Es lo que tiene ser tan pesados. FOTO: Puigdemont dando un mitin desde su refugio belga | aec

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