La enxebre kale borroka

LO que se va sabiendo de los caballeros okupas de Santiago y de sus andanzas hace que cada vez den más miedo. Entre el atestado de la Policía y lo que cuentan quienes pasaron por su club social hay motivos más que suficientes para darse cuenta de que por mucho que los idolatre Martiño “2.0” Noriega eran unos auténticos salvajes. Los agentes narran que iban con la cara embozada, con capuchas y con pasamontañas y que aparecieron con palos a la manera de lanzas... En su guarida habían impuesto unas normas tan lógicas y tan taxativas como que solo se podía hacer y consumir comida vegana –quizá la falta de ciertas proteínas influya en su comportamiento, quién sabe–; estaba prohibido trapichear, pero no drogarse, que es una decisión libre... Admirables, ¿no? Escarnio y maldizer contra ellos parece poco, salvo para el iluminado alcalde santiagués, que aún no decidió si se presentará a las elecciones, pero hasta puede que haya perdido un importante puñado de votos por su amor a los kaleborrokistas enxebres.

La enxebre kale borroka

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