Lo de los Reyes se sale de madre

Últimamente las cabalgatas de Reyes las carga el diablo. Es posible que se deba a la falta de profesionalidad de los elegidos para la labor de representar a los Magos de Oriente, pero la verdad es que más de uno se merecía que los de verdad le llenaran los zapatos de carbón y no del de azúcar. Por ejemplo el de Vilanova i la Geltrú, que se marcó un Pep Bou al concluir su alocución a los niños congregados en la plaza del pueblo con un llamamiento a la liberación de los presos independentistas. Eso no es que sea grave, simplemente está fuera de lugar. Sin embargo, el premio gordo fue para el Baltasar de Andoain, que se vino arriba desde el balcón y concluyó su intervención diciendo: “Qué sepais que los padres son los reyes. Vale, venga, gabón, hasta otro día”. Cuesta imaginarse la cara que habrán puesto los pequeños que acudieron con toda su ilusión a ver la cabalgata de ese pueblo vasco, pero, desde luego, a este Baltasar habría que hacerle, por lo menos, un test de alcoholemia.

Lo de los Reyes se sale de madre

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